INFORME PRIVADO
El 90% de los jóvenes porteños destaca importancia de ahorrar
Hijos y nietos de tantas familias sacudidas por las sucesivas crisis económicas, se entiende que los jóvenes piensen que para vivir bien haya que ahorrar. Un reciente estudio sobre la relación de los jóvenes con el dinero fue contundente en este sentido: más del 90% de los entrevistados consideró que entre 10% y 30% de los ingresos debería poder ahorrarse.
Esta conclusión contrasta fuertemente con el comportamiento y los valores de los jóvenes europeos y americanos, que tienen una tendencia al consumo muy alta.
Para saber la relación emocional de los jóvenes porteños con el dinero, el ahorro y el sistema bancario, el Centro de Investigaciones de la Universidad de Bologna en Buenos Aires presentó ayer los resultados de una encuesta que se hizo en 18 bares de Puerto Madero, Palermo y Las Cañitas. Participaron 600 jóvenes de 18 a 35 años de clase media y media alta. La mayoría, estudiantes, solteros y sin hijos.
Sorprendió la respuesta a la pregunta sobre el ahorro: "Para vivir bien, ¿cuánto se debe ahorrar?". El 46% dijo que más del 30% de los ingresos, y otro 46% dijo alrededor del 10%.
"En el caso de los jóvenes porteños, se observa una tasa de deseo de ahorro que no es usual en el resto del mundo. Se detecta incluso entre los más jóvenes. Este deseo y alta valoración de ahorro es una de las características más destacadas y es llamativa en un país donde los ahorros fueron motivo de una profunda crisis años atrás. Es decir que el ahorro es algo altamente valorado por los jóvenes, quienes incluso tienen un alto nivel de relación con el sistema bancario", dice el informe en sus conclusiones.
Furio Camillo, director científico del Master en Investigación de Mercado y Data Mining (comenzará en marzo en la Universidad de Bologna), también dio sus explicaciones a Clarín: "Argentina es un país en el que la gente (que puede) ahorra mucho porque siempre se tiene el miedo a lo que vendrá. A los argentinos les gustaría poder gastar más, pero tienen conciencia del futuro y piensan cómo asegurarlo y eso hace detener el consumo".
Obviamente no pasa lo mismo con los jóvenes europeos... "Allá no se ahorra porque hay estabilidad económica y una moneda fuerte. Por eso los jóvenes consumen mucho, porque hay reglas claras y las empresas dan estímulos a los jóvenes para que consuman", dice Camillo.
Pero la idea central del estudio fue investigar la relación de los jóvenes con el imaginario atribuido al dinero y el ahorro. Y se armó un cuestionario pensando en cómo lograr que cada joven tomara posición frente a una serie de posibles hipótesis en torno a la idea: "¿Qué es el dinero para vos?".
Los entrevistados tuvieron que calificar con un puntaje de 1 a 10 el sentido que le daban al dinero ante las siguientes afirmaciones: "Hace más atractiva a las personas./ Permite estar a la moda, permite adquirir cosas./ Permite pertenecer a un cierto ambiente social./ Es un reconocimiento importante del trabajo que uno desarrolla./ Otorga poder./ Es importante para formar una familia. Brinda felicidad".
Según explican los autores, la encuesta dio vida a seis tipologías de jóvenes con características muy claras. No son grupos establecidos por edad, ni sexo ni ocupación, sino que surgen de las respuestas dadas sobre los valores, sobre las expectativas y sobre el comportamiento en relación al dinero. Los grupos fueron denominados como animales para identificar claramente los valores de cada uno: delfín materialista, ardilla cachorra, hormiga con familia, castor ambicioso, pingüino en pantuflas y cigarra bon vivant.
En la encuesta también se indagó en los valores de los jóvenes sobre la vida en general. "Los resultados más evidentes muestran la existencia de una gran dicotomía semántica entre placer y deber. El resultado principal está ligado a una gran contraposición entre una visión del deber (el trabajo y la familia) y una visión más fuerte del placer, que muchas veces es resignada por motivos no demasiado positivos, considerando la asociación del dinero con el poder, o el dinero con la adquisición de bienes".
En resumen: aunque muchos jóvenes quisieran poder gastar más dinero y consumir muchas más cosas, se autoimponen límites que tienen que ver no solamente con la responsabilidad y el "deber ser", sino también con experiencias nefastas propias de la Argentina. Así, la gran preocupación por el ahorro tiene una explicación de lo más básica: el viejo, conocido e insuperable sentimiento de incertidumbre. (CLARÍN)