El Gobierno ordenó reanudar la exportación de carne

Para el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se acabó el tiempo de gracia para que baje el precio de la carne a los consumidores. En paralelo, en el Ministerio de Agricultura las energías están puestas en calmar los ánimos del sector agropecuario. Ambas posiciones confluyeron en una disputa que derivó en el precario cierre a las exportaciones de carne que se evidenció el sábado.

Por un lado, la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA) intenta que fluyan los permisos de exportación, ya que su presidente, Juan Manuel Campillo, nunca se saldrá del libreto que le marca Cristina de Kirchner, quien busca por ahora no echar más leña al fuego con los dirigentes rurales. Sobre todo con el tema tan delicado como la carne. Por otra parte, el todopoderoso Moreno está cerca de perder la paciencia al ver que los precios no retroceden en nada el 40% que escalaron desde diciembre pasado. Por este motivo, cree que es primordial un acuerdo con los frigoríficos y supermercados sobre 13 cortes populares; el resto se puede exportar o venderlo como cortes premium, lo que sería inminente. Según las empresas frigoríficas, el cierre de exportaciones fue para apuntalar este acuerdo.

Lo cierto es que para que los ROE rojos (permisos de exportación de carne) sean válidos se necesita la autorización de la ONCCA, la AFIP y de Comercio Interior, pero la rigurosidad y la reticencia de Moreno derivó en que en los últimos días algunos permisos se emitieran sin la venia de la secretaría morenista, dijo ayer a este diario una fuente cercana a los entes que otorgan los permisos. «El señor sospechó, se enojó, y mandó a revisar todo», reveló la fuente.

Aunque la intensión de fondo no sea el cierre total e indeterminado de las exportaciones de carne, Moreno aún no avala el nivel de ventas al exterior que existía hasta el momento. Incluso los propios frigoríficos exportadores estaban satisfechos si las ventas externas se mantenían como hasta el sábado.

Los dirigentes rurales y los empresarios de la cadena cárnica protestaron porque la medida no se oficializó. Pero no había posibilidad de que fuera así. La Presidente -ya no quiere problemas con el campo-, consciente de sus revoltosos dirigentes y dio la instrucción de que se normalice la situación. Demasiados problemas en el Congreso no le permiten el lujo de enfrentar una nueva embestida rural, aunque la cuestión sea el precio de uno de los alimentos principales de la canasta básica de los argentinos.

El vocero de la decisión oficial fue el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, que reafirmó ayer que «no está en el espíritu de la presidente Cristina de Kirchner el cierre de las exportaciones de carne».

«Trabajamos para mantener el equilibrio entre el stock ganadero, la faena, las exportaciones y el precio de la carne», expresó el funcionario. (ÁMBITO WEB)