El MIT a la caza de emprendedores locales

Se realiza la 5° edición del premio que consagra a emprendedores de Argentina y Uruguay, que comienza el próximo viernes 23. Aunque apuntan a diversos sectores de la actividad económica todos tienen, al final, impacto social de envergadura.

Y si dejaran de usarse ratas para experimentos de laboratorio porque será posible emular los comportamientos de medicamentos y otras sustancias en un chip? ¿Y si cualquier Pyme con chances de exportar, ubicada en el interior de las provincias y con dificultades para acceder a las principales salidas del país logra resolver su logística a través de una herramienta online? ¿Y si cada uno de nosotros puede acceder a nuestra información genética gracias al big data? Esto no es ciencia ficción. Es apenas una muestra de lo que en estos últimos tiempos se estuvo creando a orillas del Río de la Plata, en la Argentina y Uruguay. Es la punta del iceberg de innovación que logra hacer sobresalir a estos países en el planeta, a pesar de estar ubicados en el sur del sur del mundo. Y es una parte de lo que será reconocido este 23 de septiembre en Tecnópolis en el marco de la Semana Nacional del Emprendedor Tecnológico del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

Se trata de la 5° edición del premio Innovadores menores de 35 años, de Argentina y Uruguay, organizada por la publicación MIT Technology Review. Como todos los años, se reconocerá a los 10 jóvenes emprendedores que crearon proyectos tecnológicos con impacto en determinados sectores de las actividades productivas o de servicios, y social.

En esta edición se destacaron siete proyectos de la Argentina y tres de Uruguay. Abarcan diversos intereses, que van desde la medicina hasta la producción agraria pasando por los servicios al viajero, el procesamiento de datos en su más amplia concepción para resolver cuestiones fundamentales de los seres humanos, sin dejar de lado cuestiones más sociales como la mejora de la participación ciudadana en un sistema democrático o la posibilidad de que los algoritmos ayuden a cuestiones tan cotidianas como las alertas de tránsito o de inseguridad.

El grupo reconocido en esta 5° edición está integrado por ocho hombres y dos mujeres, que tienen entre 30 y 33 años, y que desarrollaron proyectos que representaron importantes evoluciones en sus carreras. Lo creado, aseguraron los impulsores de este premio, demostró que hay alto potencial de impacto en áreas como la salud, la energía, la actividad productiva y la investigación básica.

La selección de los 10 finalistas se realizó después de un arduo trabajo donde MIT Technology Review contó con la ayuda de un comité de jueces, además del apoyo del Ministerio de Ciencia y Tecnología y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Para Rafael Salazar, director de innovadores menores de 35 de la publicación, "estos jóvenes están creando innovaciones con un impacto enorme en nuevos modelos educativos, nuevas formas de generación de energía o cambiando la manera en que curamos las enfermedades".

Han sido premiados con este galardón personalidades como Marck Zuckerberg, el creador de Facebook, Sergey Brinn, uno de los fundadores de Google, y Konstantin Novoselov, pionero del grafeno y premio Nóbel de Física.

Todos lograron modificar patrones o estados conocidos hasta el momento. Y provocaron un fuerte impacto en determinados entornos, comunidades y hasta sociedades. Esta transformación es, justamente, la que se advierte en la selección de los finalistas.     Gurucargo

"Es una plataforma para empresas, de uso gratuito, que logró posicionarse como un gran aliado de importadores y exportadores que buscan ahorrar tiempo y dinero en el transporte de sus cargas internacionales, procurando igualar la experiencia de uso al momento de comprar otros servicios como pasajes de avión o reservar hoteles", explicó a IT Business, Alejandro Esperanza, el fundador de Gurucargo.com, uno de los finalistas provenientes de Uruguay.

La empresa fue fundada en 2013. Desde entonces logró establecerse en más de siete países de la región y tiene previsto abrir otros cinco mercados en lo que resta de este 2016.

"A través de nuestra plataforma, los importadores y exportadores pueden cotizar sus cargas marítimas, aéreas y terrestres internacionales con un solo click, recibiendo al instante diversas ofertas de los mejores proveedores del mercado, donde cada uno selecciona la que más se adapte a sus necesidades", añadió.

Por medio de la plataforma, cada importador-exportador puede hacer un seguimiento en tiempo real de sus cargas, lo que facilita los end-to-end el proceso de importación y exportación.

Esperanza contó que el proyecto surgió luego de haber trabajado en el mundo de la logística internacional. Advirtió que la industria estaba atrasada en términos tecnológicos y "cada vez que un importador o exportador quería acceder a tarifas para sus cargas internacionales, debía hacerlo mediante el uso del teléfono o el mail", sostuvo.

En ese sentido, apuntó que "la tecnología aplicada a los mMarketplace online no vino a enseñarnos cosas nuevas, sino que llegó para hacernos todo más fácil y accesible. Quizás hace 15 años cuando un consumidor compraba pasajes en su agencia tradicional, nadie le que Despegar o Expedia le iban a enseñar a ponerse en contacto con las ofertas del mercado de viajes. Tampoco MercadoLibre nos enseña nada, sino que nos genera mejores experiencias de compra, más justas, donde ganan los mejores por precio y reconocimiento de la comunidad. Con Gurucargo queremos hacer lo mismo, porque sabemos que levantar el teléfono o mandar dos mails para consultar tarifas, o para preguntar cómo viene mi carga, es un atraso, por falta de visibilidad y transparencia, donde la información cae en manos de pocos y estos la manejan como quieren", concluyó.

Organos en un chip

Solange Massa es la responsable de los "órganos en un chip", una tecnología que permite simular células en un ambiente creado especialmente para observar qué ocurre cuando se inyectan determinadas sustancias, orientadas a provocar una mejora en la salud del ser humano.

En términos técnicos, consiste en "una tecnología in vitro que integra un cultivo celular humano con microfluídica y biomateriales para poder recrear la función de un órgano humano a una microescala", detalló.

"Los biomateriales van a servir de andamiaje para las células humanas que luego van a ser perfundidas mediante microcanales. En nuestro caso les administramos fármacos y evaluamos la toxicidad del mismo para saber el efecto que tendrán en humanos. El objetivo a largo plazo es evitar el uso del modelo animal para pruebas de drogas", expresó sobre la potencialidad del proyecto.

Para avanzar en esta dirección, los órganos son diseñados previamente mediante softwares como solidworks que generan un archivo CAD. Una vez que diseñado, el chip se compone de varias partes. Una parte externa de un polímero mero duro transparente que se llama PMMA. "Para obtener la forma externa usamos una cortadora láser. Luego, la estructura interna (compuesta por hidrogeles más células humanas) es creada mediante técnicas de impresión 3D con un bioimpresora. Por último, tubos y canales le dan la perfusión al chip. Al bioimprimir las células en una estructura tridimensional, estas se sienten en un entorno ‘fisiológico’ y al ser perfundidas mediante microcanales, estas tienen nutrientes y oxigeno que se renueva removiendo los metabolitos tóxicos de las mismas", amplió.

La industria farmacéutica es el mercado al que está orientada esta innovación. El objetivo es que, gracias al uso de estos chips, los medicamentos lleguen más rápido al mercado, a menor costo y evitando realizar o reducir las pruebas en animales. Al mismo tiempo, se podrá aumentar el éxito de una droga cuando pasa al estado clínico. Massa indicó que la industria farmacéutica tarda entre 11 y 15 años para sacar un producto al mercado, con un costo que oscila los u$s 2.600 millones.

El trabajo de investigación comenzó a finales de 2012. Solange Massa se unió el equipo del laboratorio del doctor Khademhosseini (Harvard-MIT Health Sciences & Techonology) en 2013 y hasta fines del 2015 cuando se mudó a Silicon Valley.     Harina de soja más segura

Está claro que el cultivo de la soja y sus derivados continuará siendo una de las actividades principales del campo argentino. Por eso, el desarrollo de Francisco Colombati, de Molinos Agro, toma envergadura. Creó una manera de tratar la harina de soja que asegura nada menos que su sanidad.

El emprendedor indicó que este producto sufre contaminación que varía de una instalación a otra pues depende de las condiciones de higiene y de los controles utilizados en cada caso. Como los predios de los complejos industriales son enormes en términos de hectáreas resulta difícil aislarlos de las aves e insectos que suelen ser vectores de la salmonella.

"Si un barco cargado con 30.000 toneladas de harina, arriba a destino y allí se determina que contiene harina de soja contaminada, entonces el vendedor debe hacerse cargo de eliminar este patógeno, teniendo que costear el tratamiento. Por otro lado, si un animal consume harina contaminada, no sólo puede enfermarse sino que, si es faenado durante su enfermedad, el patógeno puede transmitirse a los humanos y, eventualmente, generar un brote de salmonella spp", añadió.

Colombatti aseveró que, para combatir la salmonella spp, se usan mezclas de ácidos orgánicos que son tóxicas, corrosivas, costosas, provienen de fuentes no renovables, poseen olores nauseabundos y no amigables con el ambiente. La sustancia creada desde Molinos Agro, en cambio, "es inocua para la salud humana, no es corrosiva, su costo es permisivo (de manera tal que se puede tratar la totalidad de la mercadería), al ser un producto fermentado se produce a partir de fuentes renovables, su olor es agradable y es completamente amigable con el medio ambiente. El mercado destino de nuestro producto está fuertemente vinculado con las empresas que realizan molienda de soja. Sin embargo, no nos restringimos únicamente a este sector, y estamos explorando nuevas áreas de protección", subrayó el emprendedor.

Incluso el proyecto ya se encuentra en fase comercial luego de cuatro años de investigación.     Emprendedores

Alejandro Esperanza (Uru.)

Por medio de Gurucargo, creó una manera de que las pequeñas y medianas empresas accedan a la logística internacional sin tener que recurrir a intermediarios.

Danilo Cantero (Argentina)

Diseñó un reactor para obtener azúcares a partir de celulosa y, así, sustituir el petróleo con biomasa. El proyecto se llama FastSugars. Vive en Filadelfía, EE.UU.

Diego Sáez (Argentina)

Diseñó la maleta inteligente Bluesmart que permite mejorar la experiencia de viaje a través del aprovechamiento de la internet de las cosas.

Solange Massa (Argentina)

Creó un hígado en un chip que permitirá, por ejemplo, sustituir las pruebas animales para estudiar la toxicidad de fármacos. El proyecto está enmarcado dentro del MIT.

Francisco Colombatti (Arg.)

A través de Molinos Agro, la empresa donde trabaja, este joven creó una modalidad de tratamiento de la harina de soja más barata, fiable y segura.

Guido Villariño (Argentina)

La participación democrática también se ve transformada por la irrupción de Internet. Democracy OS es el nombre de una plataforma orientada a impulsar el compromiso de los ciudadanos.

Fernando De Rossi (Argentina)

Lidera el proyecto Agrozone basado en el uso del Big Data para procesar imágenes y, así, aumentar la productividad de la agricultura. Esto lo logra a través de una App.

Lucas Toledo (Argentina)

En tiempos en que la movilidad saludable se impone, este emprendedor creó la Gi FlyBike, una bicicleta del siglo XXI, que se pliega en un segundo. Su inspiración: una huelga de transporte.

Marcelo Wilkorwsky (Uru.)

Creó Oincs, una aplicación basada en la inteligencia colectiva para desarrollar una red de alertas de tráfico y delincuencia en real time. Empezó como cuenta de Twitter, @chanchosUY.

Lucía Spangenberg (Uru.)

Genlives es la plataforma creada por esta emprendedora que permite a los ciudadanos acceder a su información genética gracias a sus tests, su red de expertos y su algoritmos basados en Big Data.