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El auge del GPS llega a los teléfonos móviles
Uno siempre sabe donde está. Salvo en esas ocasiones en que, después de una curva, se encuentra con un puente inesperado. En esos casos, en los que nuestros sentidos luchan con la realidad, un mapa es ideal. Hasta hace unos años la única alternativa era el papel, pero el avance de la tecnología permitió el desarrollo de un nuevo dispositivo, el mapa digital (donde la cartografía se almacena en un chip y se muestra en una pantalla), con un agregado crucial: una antena capaz de conectarse con varios satélites, triangular la posición y saber, con un error de entre 10 y 15 metros, dónde está, hacia adónde se mueve y a qué velocidad.
Esta tecnología es la del GPS, las siglas en inglés del Sistema de Posicionamiento Global desarrollado por Estados Unidos para fines militares y que hace un par de décadas se abrió para receptores civiles. No es el único: Rusia, China e India tienen en construcción sus sistemas; lo mismo Europa, con su Galileo.
Entre los primeros GPS de uso civil estuvieron los destinados a los barcos y aviones, donde la falta de puntos de referencia cercanos los transformó en un elemento de importancia vital. También fueron incorporados a los autos, primero como un elemento de lujo y luego como un estándar, al menos en el hemisferio norte: aquí todavía son, en su mayoría, un componente opcional.
El GPS muestra su ubicación en términos de latitud y longitud. Al integrarse a un mapa, permite una mejor orientación. Los modelos más avanzados son capaces de elegir un camino entre dos puntos. Después, será cuestión de seguir las indicaciones del equipo, en pantalla o en forma verbal (avisa, por ejemplo: a doscientos metros, doblar a la derecha ). Esto se denomina mapa ruteable.
Este tipo de equipos tiene un precio local base de 1200 pesos. Hay más caros, por supuesto, dependiendo de las funciones disponibles, el tamaño de la pantalla, etcétera. El dispositivo debe tener mapas cargados previamente. Los fabricantes de GPS los venden organizados por regiones. Generalmente se cargan al equipo desde una PC, usando un CD y un cable de conexión.
A veces los mapas urbanos sólo están para las ciudades más populares, o están desactualizados; para paliar esto nació el proyecto Mapear ( www.proyectomapear.com.ar ), donde los usuarios comparten cartas ruteables de todo el país, elaboradas por ellos mismos, para GPS de marca Garmin.
Además están los GPS de mano, ideales para amantes de la naturaleza, y los equipos Bluetooth: no disponen de una pantalla, sino que dependen de un segundo equipo (un móvil o una notebook, por ejemplo) para mostrar el mapa. La mayoría de los teléfonos inteligentes puede conectarse con ellos y usar un software provisto por el fabricante del móvil, o aplicaciones como Google Maps ( www.google.es/gmm ) o Mobile Gmaps ( www.mgmaps.com ), ambos gratis. Para notebooks o equipos de escritorio con Windows están GPS TrackMaker ( www.gpstm.com ) o EasyGPS ( www.easygps.com ). En www.maps-gps-info.com/fgpfw.html se listan aplicaciones gratis para diferentes sistemas operativos.
Para móviles y notebooks ultraportátiles están los chips del tipo A-GPS (o GPS asistido), que usan las antenas de celulares para obtener la localización más rápido.
La clave es el contexto
El interés de las compañías por incluir un GPS en diversos dispositivos portátiles no está limitado a los mapas en sí, sino a los servicios asociados, como registrar el derrotero durante las vacaciones, por ejemplo, y compartirlo con amigos en el Google Earth. Los GPS son capaces de anotar una posición cada tanto tiempo y luego ofrecer el listado; con una aplicación que los interprete, es sencillo ver qué ruta se siguió, dónde se estaba en determinado día, etcétera.
Pero hay más: ya se ofrecen cámaras digitales con un GPS integrado, además de varios equipos compatibles con estos dispositivos. Este año se venderá un millón de estas cámaras, pero según la consultora IMS Research, el total crecerá a un 200% anual en los próximos cuatro o cinco años, una porción interesante de los 122 millones de cámaras digitales que, según la firma Global Industry Analysts, se venderán en 2010.
Lo que hacen es agregar los datos de posición a la foto, un proceso denominado geoetiquetado , y que también puede hacerse manualmente con aplicaciones gratis como PhotoMapper ( http ://copiks.com/software/photomapper/ ). Después se puede armar un mapa, agregar la foto y compartir el resultado en servicios como Panoramio ( www.panoramio.com ), Flickr ( www.flickr.com ) o Picasa ( picasaweb.google.es ), entre otros.
Para geoetiquetar fotos viejas se puede apelar a http://mygeoposition.com, donde es posible conocer la latitud y longitud de cualquier punto del planeta.
El GPS también permite compartir en un mapa puntos de interés para otros usuarios (la ubicación de un bar, un punto panorámico atractivo, una ruta eficiente para recorrer un parque, por ejemplo), como ofrece el sitio comunitario Flof ( www.flof.com.ar).
Esta función social es, lejos, la más atractiva para los proveedores de mapas y servicios asociados; ése es uno de los grandes logros de Google, tanto con Earth como con Maps, al permitir que la comunidad genere sus propias versiones. Para eso, un teléfono móvil o una computadora ultraportátiles son ideales. No sólo por el mapa (hasta los peatones los necesitan; lo prueban los planos urbanos de bolsillo), o porque al ser dispositivos con gran conectividad pueden recibir información actualizada, como el estado del tránsito o accidentes.
La razón económica tiene mucho que ver con la información de contexto, como los comercios cercanos, que están dispuestos a pagar por aparecer en el mapa si el usuario consulta a su dispositivo para saber dónde hay banco o un restaurante cerca. El GPS permite también potenciar otros servicios que ya incluyen estos dispositivos, como el reporte meteorológico, las noticias, los husos horarios, y demás. O realizar una búsqueda en la Web sobre un comercio y que el equipo muestre la dirección en el mapa del dispositivo. También, compartir con amigos un punto de encuentro y enviar la información geográfica en un mensaje de texto, para que se muestre en todos los equipos. Tanto Google como Microsoft, Yahoo! y Nokia están agregando este tipo de funciones a sus aplicaciones móviles de búsqueda y mapeo.
En la industria, también piensan en otros servicios, como la mensajería instantánea basada en la proximidad; la posibilidad de ver la ubicación de amigos en un mapa, o de generar una ruta desde la PC y transferirla al móvil, para tener los pasos disponibles allí. También, eventualmente, en una emergencia, para poder informar a la policía o a los paramédicos el lugar exacto en el que uno está.
Las apuestas son grandes: en julio último, el fabricante de GPS TomTom adquirió la empresa de cartografía digital TeleAtlas por US$ 2500 millones. En octubre, le llegó el turno a Navteq, que hace mapas: fue comprada por Nokia en US$ 8100 millones. La compañía finlandesa, por su parte, está incluyendo un GPS en sus equipos de gama alta y espera vender 35 millones de esos móviles este año, lo que equivale, según Nokia, al mercado total de dispositivos en 2007. Se espera que la nueva versión del iPhone de Apple tenga un GPS; muchos fabricantes ya lo incluyen en sus equipos, u ofrecen un agregado Bluetooth, como Asus, BlackBerry, HTC, HP, Palm, Samsung, Sony Ericsson, etcétera. Así, según un estudio reciente de la firma ABI Research, en 2012 habrá más de 550 millones de móviles con GPS integrado. Y ésa es, apenas, la primera parte del camino. (LA NACIÓN)