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El celular, casi un objeto de primera necesidad

No acumulan en su biografía las décadas que hilvana el televisor ni suma los años que convierten en cosas viejas a objetos bastante recientes como la computadora o el microondas. Sin embargo, los teléfonos celulares ya lograron instalarse como "un objeto de primera necesidad": nueve de cada diez argentinos menores de 40 años lo consideran hoy "un servicio imprescindible", una valoración por lo menos curiosa para un aparatito sin el cual la sociedad "sobrevivió" durante unos cuantos siglos.

Lo arroja un flamante estudio realizado por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP). Se entrevistó a 1.400 personas de entre 12 y 40 años de distintos lugares del país, usuarios y no usuarios del servicio. "La idea de que el celular es imprescindible atraviesa todas las edades y niveles socioeconómicos. Casi el 90% consideran al servicio altamente necesario", subraya el informe.

Uno de los resultados más significativos es que, en una muestra seleccionada al azar, el 87% tenía celular, y 8 de cada 10 se consideraban a sí mismos "usuarios intensivos" del mismo, porque lo llevan siempre consigo y lo utilizan "permanentemente".

Surge de la encuesta que los principales movilizadores de uso son la posibilidad de estar siempre comunicados y la sociabilidad, seguidos por las situaciones de emergencia, la localización rápida de las personas y la sensación de seguridad que suma el "telefonino" en los tiempos que corren. También cotizan otros beneficios como la posibilidad de comunicarse a bajo costo a través de mensajes de texto, la practicidad y la comodidad.

Al bucear en los hábitos de uso del celular entre los jóvenes, la encuesta arroja que utilizan el teléfono personal "mayoritariamente para sociabilizarse" y "comunicarse con los pares", en primer lugar, y con los padres, en segunda instancia. Entre los adultos se suma a los usos sociales la importancia del uso con fines laborales.

En lo que hace a los lugares de mayor uso del celular, entre los jóvenes asoman como espacios privilegiados todos aquellos vinculados a los tiempos de ocio (bares, restaurantes, etc). También es frecuente su utilización en la vía pública, en comercios y en medios de transporte.

El estudio indagó en un tema hasta ahora poco profundizado: el uso social responsable de la telefonía celular. Y encontró una novedad interesante: curiosamente, y a contramano de toda sospecha, el público joven y adolescente asoma como el segmento más interesado en hacer un buen uso de este servicio. La encuesta concluye que estos usuarios "son los más permeables a mejorar sus conductas en el uso de celular en favor de una mejor convivencia social".

Las situaciones que las personas más identifican con el uso indebido del celular son el riesgo (hablar mientras uno conduce, por ejemplo) y la utilización en lugares públicos como aulas y salas de espectáculos.

La investigación fue encargada por la empresa Personal en el contexto de una segunda edición de su campaña Conciencia Celular, lanzada por primera vez en 2005. El objetivo: conocer la opinión de los usuarios y no usuarios del servicio sobre los hábitos de uso que consideran indebidos, para promover luego una utilización del "teléfono" acorde con el respeto por las normas de convivencia pública.

Las conclusiones del estudio afirman que "hay un acuerdo general sobre la existencia de algunos hábitos de uso que deberían modificarse": el 77% de los entrevistados reconoce que hay situaciones en las que nadie debería usar el celular. En primer lugar, la gente considera que se debería apagar el teléfono en todos aquellos lugares o momentos en los que haya riesgo de accidentes (el 41% mencionó el tema de hablar o enviar mensajes de texto mientras manejan); en segundo término, consideran que no se debe hablar por celular en espacios públicos en los que la comunicación pueda afectar a terceros, como instituciones educativas, cines, teatros y reuniones.

"Más del 70% de la muestra está de acuerdo con que se deberían modificar los hábitos de uso del celular para favorecer una mejor convivencia social", dice el estudio de CEOP, tras subrayar que más de la mitad de los encuestados reconoció "haber utilizado el celular al menos una vez en una situación que entiende como inapropiada".

En este punto, los más jóvenes fueron quienes más confesaron usos indebidos, pero también fueron quienes mostraron mayor autocrítica ante sus conductas incorrectas y una mayor predisposición a modificarlas. "Esta tendencia decrece a medida que la edad aumenta", advierten los encuestadores. (CLARÍN)