El crecimiento económico impulsó la importación de bienes de capital

A diferencia de la década de 1990 en que la paridad cambiaria con el dólar incentivó desde la compra de paragüitas chinos hasta los tornillos que usaban las embarcaciones, la ola importadora de los últimos años se ha centrado en la adquisición de los equipos y la maquinaria indispensable para poder garantizar el fuerte crecimiento económico. En los primeros diez meses del año, el ingreso de bienes de capital aumentó un 37%, si se lo compara con el mismo período de 2009. Es cierto que este dato refleja la pujanza de la recuperación económica después de la crisis importada de 2009, pero también muestra las diferencias entre dos modelos de crecimiento.

Durante los primeros años (1991-94) de la convertibilidad, el Producto Bruto Interno de la Argentina trepó a tasas promedio del 7,9%, pero este crecimiento se sustentó en la sustitución de producción local por importaciones. Las consecuencias de este modelo, sumado al fuerte proceso de endeudamiento externo, generaron un déficit crónico de la balanza de pagos, que impactó las estanterías macroeconómicas y generó consecuencias letales en el tejido productivo y socioeconómico. Las industrias cerraron sus puertas, despidieron personal, aumentó estrepitosamente la pobreza y la indigencia.

Además, se acentuó la primarización del país. En cambio, desde 2003 hasta la fecha, la economía está siguiendo el camino inverso. La producción local no sólo ha recuperado los espacios que perdió durante la convertibilidad sino que empieza a ocupar segmentos que hasta ahora parecían impensados. A modo de ejemplo, entre enero y octubre la producción nacional de celulares permitió reducir un 26% la compra de estos aparatitos. La diferencia entre estos dos modelos explica también la fuerte y creciente presencia de maquinaria y equipo en las importaciones totales.

De acuerdo a un informe del Ministerio de Industria, las compras externas de bienes de capital son en la actualidad el segundo rubro, detrás de los bienes intermedios, representando más de la quinta parte de todos los bienes que se traten del extranjero. Sin embargo, usualmente, cuando se desagrega el rubro bienes de capital, se incluye algunos ítems que tienen muchos puntos en común con los bienes de uso suntuario, como es el caso de los celulares y las computadoras. Pero el informe oficial discriminó estos productos y creó un sub-ítem denominado bienes de capital fijo, en el que sólo se contemplan los equipos y las maquinarias con clara incidencia en la capacidad reproductiva de la economía. La expansión de estos bienes alcanza a distintas actividades, tanto a la industria como a la construcción, el agro y la minería.

Más allá de los sectores, se evidencia un nuevo mecanismo de creación de riqueza, que ya no se basa, como en la convertibilidad, en la destrucción de la capacidad productiva local, sino en el aprovechamiento de los recursos (humanos, dinerarios, naturales) con un fin social transformador.

(Tiempo Argentino)