DIVISAS

El dólar llegó a $ 3,20, pero el BCRA sale hoy a domarlo

La cotización del dólar siguió ayer en alza, pese a que el Gobierno puso en práctica su primera estrategia defensiva del valor del peso en cuatro años y medio al coordinar con bancos públicos la venta de unos US$ 50 millones en procura de aplacar una sostenida demanda.

Sin embargo, el Banco Central (BCRA) resolvió comenzar a jugar decididamente desde hoy contra lo que denomina una "sobrerreacción" del mercado, según pudo establecer LA NACION de calificadas fuentes.

Esto puede marcar el punto final de esta escalada, aunque, en lo inmediato, no se transformaría en un baja del billete, ya que la plaza necesitaría un tiempo para digerir el reacomodamiento teniendo en cuenta que existían millonarias posiciones financieras armadas en función de una constante apreciación real del peso y que, al intentar ser desarmadas en masa, originaron esta última corrida.

El precio al público escaló ayer otros 3 centavos, al pasar de $ 3,17 a 3,20, en promedio, el tipo vendedor -la punta compradora quedó a 3,15-, aunque en algunas casas de cambio céntricas y bancos que buscaban sacar provecho de la inquietud que la marcada escalada del billete comienza a generar en algunos ahorristas (aumentó 7 centavos en la semana y acumula 9 en lo que va del mes) ofrecían venderlo a 3,22 o comprarlo a 3,14, es decir, con un spread entre ambas puntas superior al 2%, una diferencia que duplica la usual en días más calmos.

En la plaza mayorista, en tanto, los negocios se pactaron a un promedio de 3,178/3,182 por dólar, aunque por momentos se cerraron operaciones a 3,1950, oportunidad en la que se puso en práctica el operativo que el BCRA había combinado con los bancos Nación y Provincia de Buenos Aires para abastecer de divisas al mercado sin tener que comprometer reservas.

La intervención oficial en el denominado "mercado físico" llegó una vez que las autoridades tuvieron conciencia de que las señales que habían tratado de enviar a los grandes operadores, al desprenderse de contratos en el mercado de futuros (el BCRA se deshizo de US$ 40 millones en posiciones por vencer en tres y cuatro meses), no bastaban para calmar la plaza.

Como después las ventas (que lograron bajar el precio mayorista en medio centavo) la cotización volvió a repuntar, en el BCRA se preparaban anoche para ser desde hoy algo más "persuasivos" con el mercado. "Se instaló la presunción de que estamos cómodos con un dólar a $ 3,20, pero vamos a demostrar que es falsa", dijo una calificada fuente del ente monetario, que reconoció que la preocupación central es evitar que ese brusco reacomodamiento en el precio de la divisa cree mayores expectativas inflacionarias.

En el Central admiten que la volatilidad que mostró la plaza cambiaria en los últimos días fue "bienvenida" para terminar con la sensación de "un seguro de cambio" para los que buscaban ganancias con el arbitraje entre el peso y el dólar. Pero temen que, de no actuar a estos niveles, "terminen pagando justos por pecadores", en referencia a la inquietud que comenzó a notarse entre los agentes económicos y el repunte que tuvo en los últimos días la demanda minorista de la divisa.

La suba del dólar comenzó a gestarse con el progresivo desarme de posiciones financieras en títulos argentinos que hicieron los grandes operadores extranjeros, una vez convencidos de que el mercado local no garantizaba sus inversiones, después de la intempestiva intervención del Instituto Nacional de Estadística y Censos que dispuso el Gobierno y el correlato que empezó a mostrar en los índices inflacionarios.

Más del 42% de la deuda argentina está emitido en bonos en pesos, cuyo capital se indexa por el índice de precios. Entonces, esos activos se habían transformado desde hace dos años en los preferidos de los grandes inversores que buscaban hacer diferencia en dólares con el ajuste inflacionario y su impacto revalorizador en el peso. Por eso, se entenderá la magnitud que tuvo la ola de ventas de esos bonos en los últimos meses. Sin embargo, cabe agregar que esa tendencia se agravó al comenzar el mes, cuando el BCRA perfeccionó el "cerrojo cambiario" poniéndoles límites a las operaciones de compraventa local y giro al exterior de activos, la vía por la que el mercado ingresaba o sacaba divisas del país eludiendo el encaje.

A esto se agregó después el deterioro del superávit fiscal, una de las pocas cartas de presentación "amigables" que la administración Kirchner tenía ante la comunidad financiera, a lo que en los últimos días se sumó un reacomodamiento global de mercados, que sacó fondos de las plazas más riesgosas y los refugió en las más seguras.

El cóctel se completó con el desembarco en el Ministerio de Economía de un militante del dólar alto, como Miguel Peirano, lo que convenció al mercado de que la era del dólar bajista había llegado a su fin. (La Nación)