El escenario laboral de 2018 no deja esperanzas a corto y mediano plazo

Con algunas paritarias versión 2018 todavía sin reapertura, en el cuarto mes del corriente, se aprecia que los acuerdos fueron el año pasado desde el 15% al 40%. En medio del regreso a los “brazos asfixiantes” del Fondo Monetario Internacional ( FMI) un informe del Observatorio de Derecho Social de la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma (CTAAA) remarca una certeza que le expresó a BAE Negocios el coordinador de dicho foro Luis Campos: “el mercado de trabajo se cayó a pedazos”. Cada secuencia de las tormentas económicas que relativiza en cuanto a su impacto electoral la Casa Rosada, conllevan a otro récord no envidiable: el deterioro del mercado formal de trabajo durante el 2018 fue, en términos relativos, el mayor desde la crisis de 2001/2002.

El ajuste sobre trabajadores y trabajadoras se profundizó a lo largo de 2018, sobre todo a partir de la crisis iniciada en abril que desembocó en los sucesivos acuerdos con el FMI y la corrida cambiaria a finales de agosto. De esta manera, tanto en materia de salario real como de empleo, los peores resultados se fueron registrando y el ácido corrosivo que ya verifica 2019. “Los datos oficiales en materia de empleo formal muestran en diciembre de 2018 una caída anual de 130.801 trabajadores registrados en el sector privado, lo que implica un retroceso del 2,1%, el mayor desde el inicio de la serie publicada por el Ministerio de Producción y Trabajo en enero de 2009”, puntualizó Campos a este diario.

En efecto, el proceso de destrucción de empleo formal es de tal magnitud que para encontrar un número menor en términos absolutos es necesario remontarse a finales del 2014. Corresponde señalar que el proceso de destrucción neta de empleo comenzó en marzo de 2018 y desde entonces no ha hecho más que profundizarse sin que existan perspectivas de una reversión significativa en el corto plazo. En rigor del principio “datos, análisis y opinión”, corresponde acotar que el observatorio de la CTAA se nutre de las bases del SIPA, serie desestacionalizada y proyecciones de los informes del Censo 2010.

“La situación es peor aún si se considera la evolución del empleo en términos relativos, es decir, en relación con el crecimiento vegetativo de la población. Por esa senda se aprecia que el retroceso relativo del empleo registrado en el sector privado iniciado en el año 2011 se profundizó en el 2018 llegando al nivel más bajo de la última década”, certificó Campos respecto a las estadísticas.

En tono agudo, la caída del empleo formal en el sector privado no fue compensada por un crecimiento del sector público, como había sucedido entre 2011 y 2015, o del cuentapropismo, como fue la regla entre 2016 y 2017. A diciembre de 2018 la cantidad de trabajadoras/es se redujo en un 1,5%, lo que implicó un retroceso de 191.339 empleos.

A días de la manifestación del 4A, en respaldo a los sectores de la industria más afectados por la crisis, corresponde alertar también que los registros negativos no tienen como motor a la industria manufacturera, “la dinámica tiene ahora como propulsores al comercio el transporte y la construcción, pero el retroceso de empleo para esas áreas es notable”, aseveró el coordinador de la CTAA. Sin nivel de brotes verdes, las únicas variaciones positivas aparecen en la producción primaria (agro, minería y energía) y al crecimiento vegetativo de la población (educación y salud). Sectores que están lejos de traccionar el mercado de trabajo, por lo que no es de esperarse un crecimiento del empleo total basado en su comportamiento, lo que siembra aún más interrogantes sobre las perspectivas en el corto y mediano plazo.

Fuente: BAE Negocios