El poder adquisitivo cae frente al aumento de carga impositiva
El clima para el debate salarial entre los gremios y el sector empresarial no presenta un pronóstico apacible. El centro de la discusión es el porcentaje del alza salarial de este año. Los gremios representados por la Confederación General del Trabajo (CGT) dicen que esta debe ser de un 30% y los empresarios agrupados en la Unión Industrial Argentina (UIA), que no pueden otorgar un incremento superior a un 18% o un 20%.
El principal argumento que esgrimen los industriales es que la inflación, en dólares, que experimentó el costo operativo durante el año pasado amenaza con erosionar significativamente la utilidad de las empresas; especialmente en aquellos sectores con un importante nivel de exportaciones o los que compiten directamente con productos importados. La postura del Poder Ejecutivo nacional para las paritarias de este año se acerca a la propuesta de la UIA. En este sentido, es preciso recordar que la propuesta oficial inicial establecía un tope de un 18% al aumento salarial.
En medio de este conflictivo panorama, el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) planteó que el Gobierno puede contribuir a descomprimir la situación si desiste de realizar un nuevo incremento en la presión tributaria. Particularmente en el impuesto a las Ganancias, tributo que están soportando los trabajadores. De acuerdo con el informe del Iaraf, una salida viable a esta coyuntura sería adecuar los mínimos y deducciones. De esta manera, el Ejecutivo podría responder a la demanda de los trabajadores y moderar el impacto de la inflación sobre el poder adquisitivo de la población. En definitiva, si se modifica la base imponible del impuesto a las Ganancias el reclamo salarial se situaría en un 20%, según el estudio, que realizaron Nadín Argañaraz y Andrés Mir. En una propuesta fiscal más fuerte que la anterior, los especialistas afirman que el Ejecutivo puede dar un paso más significativo en esa dirección si realizara los ajustes necesarios para volver a una alícuota como la que se soportaba hasta 2004.
Según los economistas, la primera medida mencionada no significa para el Estado una baja en la recaudación, sino resignar un nuevo incremento en la tasa efectiva del impuesto que afrontan los trabajadores. En este sentido los porcentajes en el impuesto a las Ganancias tuvieron, desde 2001, un aumento acumulado del 300%.
A contrapelo
Sin embargo, en los primeros días del año la AFIP publicó la resolución general 3.008 que estipula que en 2011 las retenciones a las rentas de cuarta categoría deben calcularse con los mismos valores vigentes a julio de 2010. A partir de esta reglamentación del organismo oficial, los economistas del Iaraf afirman que la persistencia del aumento para este año, unida con la no actualización de los mínimos y deducciones, provocará un nuevo salto en la presión tributaria que soportan los trabajadores.
A su vez, esta suba en la presión fiscal se incorporará como argumento para los gremios al momento de plantear el alza salarial, para conseguir un porcentaje que mantenga el poder adquisitivo de los sueldos percibido por los trabajadores frente a la progresión de la inflación, que según economistas y consultoras, será este año de un 30%.
(La Gaceta)