General Motors no vende Opel ni Vauxhall y se enfrenta con el Estado alemán
El nuevo ministro alemán de Economía, el liberal Rainer Brüderle, enfatizó hoy que la decisión de la automotriz estadounidense General Motors (GM) de no vender finalmente sus subsidiarias europeas Opel y Vauxhall al fabricante de componentes automovilísticos Magna es "completamente inaceptable".
"La actitud de GM frente a Alemania es inaceptable. Ayer mismo los trabajadores (de las subsidiarias europeas del grupo automotor) se mostraron dispuestos a aceptar recortes salariales para encontrar una solución. Ahora es GM quien tiene que responder ante esos empleados", dijo en Berlín antes de comenzar un consejo de ministros de carácter extraordinario.
"Antes de asumir mi cargo, manifesté claramente mis dudas sobre el comportamiento de GM. Lamentablemente se han confirmado", continuó el ministro. En el gabinete, tal como le encomendó anoche la canciller Angela merkel, se abordará ese tema.
"No vamos a dejarnos presionar (...) por GM y espero que ponga sobre la mesa cuanto antes y de forma detallada sus anunciados planes de reestructuración, pues ocho semanas antes de Navidad ese trato hacia los trabajadores es inaceptable", recalcó.
En la noche del martes, nada más conocerse la noticia, el portavoz gubernamental, Ulrich Wilhelm, lamentó esa decisión, "con la que se interrumpe un proceso de inversiones que se había desarrollado durante más de seis meses y que fue seguido intensamente por todas las partes, incluido GM".
Según reiteró, la propuesta de Magna y de su socio ruso, el banco Sberbank, se impuso "con convincente lógica industrial" como la mejor opción, añadió. Ahora, el gobierno alemán exige la devolución de los 1.500 millones de euros de ayudas que aportó para facilitar la operación y pide a GM que exponga cuanto antes sus planes.
También Roland Koch, jefe de gobierno del estado federado de Hesse, en el centro de Alemania, se mostró "muy afectado y a la vez enfadado" por la decisión del grupo estadounidense.
"Dada la mala experiencia de los últimos años con la política empresarial de GM, me preocupa sumamente el futuro de Opel y de sus trabajadores", dijo.
Para Jürgen Rüttgers, jefe de gobierno del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, "el comportamiento de General Motors muestra la cara horrible del turbocapitalismo".
Por otra parte, los comités de empresa de las plantas alemanas de Opel y los sindicatos del ramo llamaron esta mañana a huelgas de protesta. En total unos 55.000 empleados en las cuatro fábricas alemanas de Opel fueron convocados a huelgas de advertencia a partir del jueves.
"Las medidas comenzarán en Alemania y se extenderán a toda Europa", dijo a dpa el presidente del comité de empresa europeo de Opel, Klaus Franz.
Los trabajadores temen el cierre de plantas y despidos masivos. Franz considera que el peligro es grave, sobre todo para las fábricas de Bochum, Kaiserslautern y Amberes.
"Es un día negro para Opel", sostuvo juzgando de "completamente incomprensible" la decisión.(ÁMBITO WEB)