Google Books con problemas en Europa
La novela del proyecto de digitalización planetaria de libros por parte de Google Books choca con nuevas barreras de corte jurídico, legal, cultural y hasta político. Pero la compañía estadounidense -con la aspiración indisimulada de convertir en realidad la utópica biblioteca de Babel de Borges- no ha dicho su última palabra. Su ambicioso proyecto tecnológico-cultural puede acabar convenciendo a quienes exhiben sus reticencias tanto en Europa como en América.
Toda biblioteca que se precie aspira a digitalizar sus fondos. Pero ese proceso es caro y largo. A menos que alguien cuente con la tecnología adecuada y lo realice de una manera rápida y solvente.
Pero por ahora las aspiraciones de Google Books siguen encontrando barreras . En el marco del festival Hay de Segovia, Juan Mollá, presidente del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO), anunció que el preacuerdo verbal entre este organismo y el buscador norteamericano quedaba en suspenso, hasta que la justicia de Estados Unidos se pronuncie sobre la legalidad o no del proyecto.
CEDRO y Google han negociado sobre la digitalización de la obra de la gran mayoría de los socios españoles, casi 17.000 entre autores y editores. Aunque hace meses la iniciativa de la asociación española fue recibida con tibieza por los escritores, su responsable afirma que ya se han sumado a ella más del 80 por ciento de sus asociados.
Aunque a Mollá le sigue pareciendo bueno el mínimo de 50 euros por título digitalizado que ofrece Google, la negociación se detuvo a la espera de noticias del otro lado del Atlántico. "Es cierto que Google está siendo muy cuestionado, pero la asociación de escritores más importante de Estados Unidos está con ellos. Para nosotros la relación puede ser muy ventajosa: son muy pocos los autores que pueden vivir de sus derechos. Es otra forma de salir al mercado".
Mientras tanto, los editores franceses contrarios al megaproyecto de digitalización de libros de bibliotecas públicas y universitarias se enfrentaban en los tribunales con los responsables de Google.
Las dificultades de Google Books en EuropaLa digitalización de libros que lleva a cabo Google aún genera reparos de parte de las asociaciones de editores y escritores de España y Francia Foto: Gentileza umjanedoan / Flickr A la querella, interpuesta en 2006 por uno de los principales grupos editoriales franceses, La Martinière, propietario, entre otros, de la editorial Seuil, se han unido otros editores, agrupados bajo el Sindicato Nacional de Editores (SNE) y una organización que representa a los autores, de manera que el sector forma un frente común y aparentemente unido contra el plan de Google Books .
Reclaman al juez que impida la digitalización masiva de libros de las bibliotecas públicas por considerar que vulnera sus derechos. La editorial Seuil también pide 15 millones de euros de indemnización. "Hace falta un castigo severo, porque frente a un gigante como Google necesitamos argumentos convincentes", justificó la abogada de los editores, Yann Colin. "La compañía se apropia de nuestras obras a nuestra espalda y después se beneficia gracias a la publicidad", añadió.
Serge Enrolles, presidente del Sindicato Nacional de Editores, resumía así su postura en una entrevista publicada el viernes en el diario económico Les Echos: "Hasta ahora se digitalizaron, en universidades estadounidenses, 10 millones de libros. Entre ellos, 100.000 o 150.000 libros franceses, sin ningún tipo de autorización".
La abogada del gigante estadounidense replicó: "El perfil de la compañía no es la filantropía, pero no hacemos esto por los beneficios. Imagine a un niño en un pueblo perdido, sin biblioteca cerca. Si quiere buscar algo sobre un movimiento artístico concreto, lo va a buscar en Google, va a juzgar gracias a este sistema si estos libros corresponden a lo que le ha pedido el profesor y en qué biblioteca encontrarlos".
El juicio se celebra cuando, precisamente, la Biblioteca Nacional Francesa y Google negocian un proyecto de digitalización de sus fondos. La compañía estadounidense se beneficiaría porque ampliará su catálogo y la Biblioteca Nacional Francesa, de esta manera, contará con todo su material digitalizado, ahorrándose el coste.
En agosto, Denis Bruckman, director general adjunto de la institución francesa, anunció que pronto se firmaría un contrato. Pero no está tan claro. Frédéric Miterrand, ministro de Cultura, aseguró a finales de agosto que no había que correr tanto. "Tomaré una decisión rápidamente, pero con todos los elementos en la mano". (LA NACIÓN)