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Internet: la economía de lo gratis

Puede que sea una agresión gratuita, pero la nueva idea de Chris Anderson para los negocios de Internet no es tan original y fuerte como la de la "larga cola" (long tail) con la que el editor jefe de la revista Wired impactó con su anterior best-seller.

Anderson impulsa ahora -desde un blog y con "notas anticipatorias", de cara a un libro que se editará en 2009- el concepto de "Freeconomics". El término con el que bautizó a "la economía de lo gratis" que parece imperar en Internet es un juego de palabras que también remite a Freaknomics, el libro de economía no tradicional de Steven Leavitt.

Para Anderson, "la economía de lo gratis" cambiará las reglas del negocio de la Web, y la divide en tres categorías:

La primera es la más conocida de los subsidios cruzados: la máquina de afeitar que se regala a cambio de la compra de repuestos caros a futuro o la impresora barata con cartuchos costosos.

La segunda variante, explica Anderson, tiene que ver con algo que no existía hasta ahora, y es el hecho de que con Internet algunos costos cayeron prácticamente a cero. "Google no aparece en tu resumen de tarjeta de crédito", dice Anderson. Otro ejemplo son las casillas de mail gratuitas.

La tercera categoría es tal vez la más intrigante: son las comunidades con una filosofofía casi "hippie", sin un objetivo monetario manifiesto, y que incluye iniciativas como Wikipedia, el fenómeno de Craiglist (los clasificados gratis en EE.UU.) o la blogósfera en general.

El autor de Long Tail cree que esta "economía de lo gratis" será más democrática e igualitaria, porque el acceso a muchos servicios no depende del tamaño de la billetera que se posea. Algunas consideraciones sobre la "Freeconomics" de Anderson:

Una disciplina relativamente nueva, bautizada "economía de la atención" invita a pensar que lo gratis, en Internet, no es exactamente un trato de costo cero para los navegantes.Con la multiplicación de medios, la atención pasó a ser un bien escaso que en un futuro podría tener su propia cotización.

En los EE.UU. ya existe un fondo (Attention Trust) que le propone a los consumidores "canalizar" su atención a través de un sitio, que luego cobra a anunciantes. En esta lógica, sobrevendría luego una segmentación en la que la atención de la gente más rica tendría un valor de mercado mayor, con lo cual la utopía igualitaria de la "Freeconomics" queda relativizada.

La economía del comportamiento hace décadas que viene estudiando conductas que no necesariamente responden a incentivos monetarios. Hay categorizaciones de altruismo, por caso, en "puro" (aquellas decisiones que se toman para favorecer el bien común, sin esperar nada a cambio) y el "impuro": las que obedecen a la expectativa de que a futuro uno pueda ser beneficiario de una conducta altruista de otro. El del "sentido de justicia" es otro ejemplo de un sesgo que también interfiere con lo que se espera de un homo economicus.

No está del todo claro que los modelos gratuitos de Internet sean sostenibles en el tiempo. Es cierto que hoy, al contrario de lo que sucedía en la burbuja de 2001, los casos exitosos como Google o fenómenos de la Web 2.0 como la red social MySpace son rentables. "Pero este modelo de negocios todavía debe probarse consistentemente rentable en el largo plazo", apunta Marcelo Elbaum, autor de Hombre Rico, Hombre Pobre (Planeta). Según Martín Bueno, director de la División Digital de Euro RSCG, "no es todo costo cero: cuando mayor es la demanda de un servicio gratis en la Web, mayor es la inversion en infraestructura de soporte tecnológico".

En la industria de servicios de valor agregado de la telefonía movil existe terror de "acostumbrar" a los usuarios a recibir contenidos y aplicaciones en forma gratuita. "La regla número uno es no repetir los errores de Internet", le dijo dos semanas atrás a iEco el finés Jari Tammisto, creador del Mobile Monday. (CLARÍN)