ECONOMÍA & FINANZAS
La Bolsa, otra opción para las pymes
Desde el año pasado vivimos inmersos en el marco de una turbulencia financiera global. Pero pese a la crisis que vive Estados Unidos y su impacto en el resto de las economías del mundo, la realidad local es que Argentina sigue creciendo, y las empresas necesitan fondearse para mantener su desarrollo o encarar su expansión.
A pesar de los vaivenes, y debido a la coyuntura local, éste es un momento especialmente interesante, tanto para abrir el capital de una empresa -sumando socios que apuntan al desarrollo del negocio compartiendo los riesgos que éste involucra-, como para acudir en búsqueda de financiamiento. Y digo “especialmente interesante”, porque el mercado está ávido de nuevos productos, y los inversores institucionales tienen fondos excedentes disponibles para ser invertidos en nuevas ofertas.
Esto sucede, particularmente, a partir de las nuevas normas que los obligan a repatriar fondos del exterior, y siempre que dichas alternativas de inversión estén debidamente estructuradas y cumplan con los requisitos específicos de los potenciales demandantes.
Hoy existen distintas opciones de financiamiento a las que las empresas pueden acudir a través de la Bolsa. Por ejemplo, el descuento de los cheques de pago diferido que reciben las empresas en parte de pago. Esos cheques pueden ser ofertados al público directamente (cheques patrocinados) a través de su cotización en bolsa, o pueden ser previamente avalados (cheques avalados) por alguna Sociedad de Garantía Recíproca. En este último caso, la tasa de descuento que los potenciales inversores demandarán será lógicamente menor que si no cuentan con el aval.
Otro ejemplo es el de los Fideicomisos Financieros, que constituyen una de las opciones favoritas de las empresas para participar del Mercado de Capitales. Desde el punto de vista del inversor, dado que hay activos subyacentes que respaldan la estructura, y que a su vez, en general, estas estructuras cuentan con una calificación crediticia, son opciones de inversión de bajo riesgo. Y por el lado de las empresas, hay distintas opciones en cuanto a los activos a ser fideicomitidos. Entre ellos, el flujo de ventas de una empresa, los créditos a cobrar, o los mismos productos en proceso de elaboración.
Y finalmente, las empresas también pueden considerar la apertura de su capital y comenzar a cotizar. Sin dudas, la principal ventaja de abrir el capital de una empresa es la de consolidar una fuente alternativa de financiamiento de largo plazo. De esta manera, la empresa puede iniciar un proceso de capitalización y crecimiento sostenido en el tiempo, lo cual, en general, redunda en un aumento de su productividad y competitividad.
Asimismo, la consolidación de su situación patrimonial, suele generar una mejora de las condiciones de negociación ante instituciones bancarias, ya que al tener un mayor patrimonio y una menor relación de apalancamiento, la compañía se convierte en un sujeto más seguro de crédito. Desde luego, no podemos dejar de mencionar la visibilidad y la exposición general de la empresa a los medios de comunicación.
Para los socios también hay importantes ventajas. Una de ellas es la de poder conocer cuál es el valor de mercado de la empresa en todo momento, gracias a la cotización de sus acciones. Y también permite a los socios estar mejor posicionados ante posibles procesos de fusión o adquisición.
La empresa cotizante debe tomar el compromiso de mantener a la opinión pública debidamente informada de los hechos relevantes, y debe respetar todas las normas de las autoridades de contralor. Todo ello, en definitiva, provoca que la compañía se vuelva mucho más confiable y transparente, lo cual es un beneficio importante para los potenciales inversores.
Finalmente, no puede dejar de mencionarse que el hecho de que la compañía esté listada en bolsa es reconocido como un sinónimo de prestigio.
Por un lado, vemos que a raíz de la crisis en Estados Unidos, los inversores internacionales están saliendo de los mercados tradicionales y buscando valor entre otras alternativas, en los mercados emergentes, principalmente debido a que son los que mantienen buenas perspectivas de crecimiento.
Este es el caso de Argentina, ayudada por su modelo exportador de commodities. Por tanto, en nuestra visión, 2008 será un buen año para las inversiones en estos mercados, particularmente Latinoamérica (LATAM), China, India y Rusia.
Asimismo, creemos que de continuar profundizándose la crisis, Estados Unidos no va a ser una alternativa apetecible dentro del menú de renta variable, mientras que Europa exige una importante selectividad a la hora de delinear las oportunidades.
Adicionalmente a la circunstancia internacional, en el mercado de capitales argentino hay una necesidad puntual de contar con el desarrollo de nuevos productos de inversión, ya que la normativa actual apunta a incentivar a los inversores institucionales a invertir en el mercado local.
Por todas estas razones, creemos que las empresas argentinas que se abran a la Bolsa tienen las mayores posibilidades de aumentar su capital, incorporar nuevos socios e incrementar su prestigio, y todo esto mediante la ejecución de una única transacción de oferta pública inicial de sus acciones. (NEGOCIOS Y PYMES)