La Norma ISO 9001:2015 y competitividad de la MiPyMe Argentina
La micro, pequeña y mediana empresa (MiPyMe) es uno de los principales motores de la economía de Argentina. En los últimos años ha logrado un crecimiento significativo, ha generado el mayor volumen de empleo y cuenta con un potencial de crecimiento aún mayor. Sin embargo, crecimiento no siempre significa desarrollo competitivo. Hoy la MiPyMe Argentina cuenta, entre sus principales riesgos el hecho de que no ha logrado el desarrollo necesario que le permita competir, en algunas industrias, con sus pares de otros países. Esta situación es entendible si pensamos de que el sector se desarrolla en una economía doméstica (el empresario Argentino compite, en la mayoría de los casos, con el empresario Argentino), si comprendemos que en un 85% depende de sí mismo (solo el 15% depende de su relación con grandes empresas), y demás factores socio-culturales propios de este tipo de empresa.
Hoy en día, existen alternativas que nos permiten desarrollar competencias en bases a estándares de reconocimiento y aplicación mundial que pueden ser sumamente útiles para el empresario MiPyMe. Uno de ellas, por excelencia, es el desarrollo e implementación de los principios de la reciente versión 2015 (publicada a fines del pasado mes de septiembre por la Organización Internacional de Normalización - ISO) de la Norma ISO 9001, la cual nos brinda una seria de requisitos para la implantación de un Sistemas de Gestión de la Calidad (SGC) hoy presente en más de 160 países y con un total, al 2014, de 1.138.155 organizaciones certificadas, liderando este ranking China, Italia, Alemania, Japón e India; nuestro país cuenta con 6.763 organizaciones certificadas en esta Norma.
La nueva Norma ISO 9001:2015 es una herramienta que nos permite visualizar todos los aspectos que hacen al desarrollo y fortalecimiento de una organización, dado que en cada uno de sus capítulos aborda cuestiones de implicancia para tal fin, como son: el análisis del contexto organizacional (interno y externo); el liderazgo en la organización; la planificación; el apoyo documental, del personal, de la infraestructura y del medioambiente para los procesos; el desarrollo de las operaciones (desde la planificación de un proceso para la realización de un producto/servicio hasta la relación post-entrega con el cliente y/o con el producto/servicio); la evaluación del desempeño; y la mejora del Sistema de Gestión de la Calidad.
Con lo cual, queda en evidencia, de que esta herramienta se torna una “columna vertebral” para el fortalecimiento competitivo de la MiPyMe Argentina y en un “eje disparador” para la mejora continua de la misma. Dado que, como suelo aclarar en cada una de las capacitaciones, el lograr implementar un SGC no significa llegar a un fin, sino llegar al punto cero, en donde tomamos la “peor foto” de la organización y desde ese hito, año a año, vamos a ir mejorando.
Cabe recordar, y asociar, que una de las principales debilidades del sector MiPyMe, en mayor o menor medida y por razones entendibles, es la falta de planificación, lo cual no permite una visión estratégica en el largo plazo y nos limita a dar respuestas parciales en el corto plazo sin definiciones ni estrategias en un horizonte de planeamiento definido. Esta debilidad del sector permite ser desarrollada desde la nueva versión 2015 a través del análisis del contexto y de la gestión del riesgo, la cual se ve claramente reflejada en dos de sus capítulos (4. Contexto de la Organización y 6. Planificación).
Evidentemente esta nueva edición de la Norma, la cual recordemos puede ser aplicada a cualquier tipo de organización (pública, privada, con o sin fines de lucro, de servicios y/o productos, con un personal ocupado o con millones), se transforma en una excelente alternativa para el desarrollo y fortalecimiento del 99% de las empresas de nuestro país, y permite aportar al tan últimamente “mencionado” y poco practicado crecimiento de la Argentina.
Este crecimiento y desarrollo que frecuentemente verbalizamos no solo depende del empresario MiPyMe sino que recae con un mayor peso en otros jugadores del mercado, como son el sector público (en sus distintos niveles), las consultoras y consultores, las instituciones educativas, los organismos de certificación, y los medios de comunicación, entre otros.
El primero de ellos, en la actualidad, se hace presente a través de subsidios y financiamientos del Ministerio de Industria y el Ministerio de Ciencia y Tecnología Productiva, las cuales son poco conocidas, y los intermediarios provinciales y municipales no aportan en demasía a esta cuestión. Las consultorías en desarrollo e implementación no suelen ser accesibles financieramente a los empresarios de menor tamaño, con lo cual hay que adaptar la oferta al sector MiPyMe (reitero, 99% de las empresas) y sumar mecanismos de comunicación que permitan tener un mejor conocimiento sobre la Norma, dado que en general no se conoce o se tiene un incorrecto saber sobre la misma. Las instituciones educativas deben aportar, como se mencione anteriormente, al conocimiento y al desarrollo de consultores en consonancia con la cultura MiPyMe. Los organismos de certificación deben acercarse al sector, con alternativas focalizadas en el mismo y con la formación de Auditores que contemplen en su criterio de auditoría las características de este sector. Y, sin dudas, los medios de comunicación tienen un rol sumamente importante en hacer llegar esta alternativa al empresario, y la de presentar nuevas metodologías de trabajo como los “SGC Cooperativos” que permiten reducir en más del 50% el costo de consultoría de capacitación, desarrollo e implementación. Esta cuestiones, hoy descriptas como falencias, nos permiten trabajar en conjunto y comprometidos a favor de la MiPyMe y en beneficio de todos nosotros.
En fin, tenemos una nueva alternativa avalada en el mundo por más de un millón trescientas mil organizaciones, que contempla todos los factores que hacen al desarrollo y fortalecimiento de la MiPyMe; hoy es el momento de que cada uno de los jugadores aporte su “granito de arena”, dejando de pensar en los beneficios financieros del corto plazo y madurando el verdadero crecimiento del sector y de la República Argentina.