OPINIÓN | COOPERATIVAS
La autogestión cooperativa: un proyecto sustentable
Uno de los más graves problemas que enfrenta nuestra sociedad es el desempleo, sus consecuencias exceden lo estrictamente económico, la desocupación es madre de la violencia y de la inseguridad. La ausencia de ocupación estable y remunerada genera angustia, desdibuja la identidad personal y provoca reacciones antisociales que afectan la convivencia pacífica de los individuos en una comunidad.
En nuestro país el desempleo puso a prueba a muchos hombres y mujeres que de buenas a primeras quedaron en la calle, sin trabajo y sin comida. Una de las respuestas ante esta nueva situación fue el surgimiento del movimiento de empresas o fábricas recuperadas, para dar continuidad al trabajo y reactivar las empresas en quiebra, concursadas y/o abandonadas por sus dueños. Dentro de este movimiento, ocupa un lugar destacado la modalidad de las cooperativas de trabajo
El cooperativismo ha permitido que amplios sectores sociales logren un acceso real a la propiedad de los medios de producción, alcanzando una participación significativa en la producción nacional y en la distribución del ingreso; a la par de su contribución a la democratización de la economía.
Las cooperativas de trabajo, son organizaciones con identidad, especificidad doctrinaria, legal y organizacional, que requieren mecanismos específicos para la organización, toma de decisiones, gestión y fiscalización, que resulta imprescindible conocer para su eficaz funcionamiento.
La autogestión cooperativa de los trabajadores no es un fenómeno nuevo en la Argentina, pero se observa un crecimiento importante a partir de la crisis de 2001, momento en que los trabajadores recurren a la constitución de esas entidades por la necesidad urgente de defender la fuente de trabajo al tomar conocimiento del cierre o quiebre de la fábrica.
A la formación de cooperativas de trabajo originadas en empresas quebradas o en crisis, se la ha llegado a denominar “fenómeno” en alusión al incremento exponencial que se produjo en los años recientes y en la inversión de roles por medio de los cuáles son los propios actores, los trabajadores asociados, quienes pasan a ser protagonistas, rechazando el manejo político de la pobreza y el camino por el cual únicamente podrían sobrevivir del asistencialismo social.
Asistencialismo que fue necesario porque cuando la gente tiene hambre, lo importante es que coma y mucho más los niños. Pero la asistencia social desvinculada de todas las otras dimensiones puede ser negativa, porque suele incrementar la cultura de la dádiva. A su vez quién depende de la dádiva o la caridad para sobrevivir, nunca es totalmente libre.
Considerando que el trabajo es el mejor ordenamiento social y uno de los elementos fundamentales de creación de vínculos, la formación de una cooperativa para recuperar una empresa o fábrica, implica salir de la actitud de la derrota y tener una postura frente a la crisis, aplicando políticas basadas en proyectos sustentables para los trabajadores.
Eduardo Fontela Vicepresidente del Colegio de Graduados en Cooperativismo y Mutualismo
Fuente: Boletín Pymes al Día, una publicación de la Fundación Credicoop.