La emisión monetaria ascendió a $1,4 billones en diciembre
El Gobierno logró cerrar el año cumpliendo las principales metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional, entre ellas el compromiso asumido por Sergio Massa a principios de agosto de finalizar con los adelantos transitorios del Banco Central para financiar el déficit. Sin embargo, las vías de emisión de la autoridad monetaria se incrementaron en el último semestre del año e hicieron que la emisión de pesos en 2022 superara a la de 2021. Analistas consultados por Ámbito advierten que la emisión asegurada por las vías indirectas en 2023 se sumará a la inestabilidad de una demanda de dinero más frágil y este panorama complejizará el escenario cambiario e inflacionario.
Santiago Franco, analista de research en GMA Capital, destacó que “en el último mes del año las canillas de emisión se mantuvieron funcionando con fuerza por diversos frentes. Entre la monetización de los DEG, el dólar soja, la compra de títulos en el mercado secundario y los intereses de pasivos remunerados se imprimieron $ 1,47 billones hasta el 29 de diciembre”.
Ante la implementación por segunda vez del Programa Incremento Exportador, con el objetivo de recomponer las reservas, el Gobierno logró cumplir con la meta anual de reservas netas acordada con el organismo internacional por u$s5.000 millones. Sin embargo, Franco destacó: “entre las principales vías de emisión vemos la compra de divisas gracias al dólar soja, y el pago de intereses de Leliq y Pases. La primera partida representó una emisión neta de $ 583.000 millones, mientras que la segunda implicó $ 558.000 millones extra. De esta forma, la factura de intereses del Banco Central acumuló $ 3,34 billones solo en 2022, es decir, 4% del PBI. Por otro lado, para absorber parte de la emisión de diciembre, se esterilizaron unos $ 805.000 millones. Un aumento mensual de 8,8%. En consecuencia, el stock de Leliq y Pases ya supera $ 10 billones y se incrementó 122% anual, muy por encima de la inflación”.
Por otro lado, el financiamiento neto del Tesoro en el mercado local fue uno de los principales desafíos que enfrentó el Gobierno al cierre del año. El cambio de tendencia de los inversores en noviembre, reduciendo su exposición al riesgo del Tesoro y buscando dolarizar carteras, complejizó el panorama de financiamiento y llevó a la autoridad monetaria a intervenir en los bonos en pesos.
Ignacio Sniechowski, head of research en Grupo IEB, señaló que “gracias a los exitosos resultados de las licitaciones efectuadas por el Tesoro Nacional no fue necesario que éste pidiera adelantos transitorios al Central para cubrir déficit. La vuelta del financiamiento neto positivo durante diciembre despejó las dudas que existían en el mercado dados los pobres resultados obtenidos durante octubre y noviembre. Por supuesto que estas licitaciones no fueron gratis, requirieron de un Central muy activo en el mercado de deuda en pesos comprando cerca de $400.000 millones en diciembre para darle liquidez a agentes para que vuelvan a ingresar a las licitaciones”.
En cuanto a la demanda de dinero, consideró que “durante diciembre creemos que la demanda de pesos se incrementó en un 11% en términos nominales, un 4,9% de incremento real que se da estacionalmente todos los diciembres sumado a un 5%-6% de inflación esperada, con lo cual calculamos que la misma fue de aproximadamente unos $500.000 millones tomando como punto de partida la Base Monetaria a fines de noviembre de 2022”. Sobre este punto, un informe de Portfolio Personal Inversiones advierte que “a la emisión ya asegurada por las vías indirectas para 2023 se le sumará la inestabilidad de una demanda de dinero más frágil. Cabe recordar que la demanda de pesos lleva doce meses consecutivos de caída. La incertidumbre del proceso electoral podría profundizar la caída, ante mayor presión dolarizadora”.
Asimismo, Mauro Cognetta, analista financiero en Global Focus Investments, señaló que “la mayor circulación de dinero no tendrá un impacto en lo inmediato porque los meses de diciembre y enero estacionalmente son altos en demanda de dinero. Sin embargo, lo que hay que observar es que los $1,4 billones representan el 30% de la base monetaria que había al 25 de noviembre, el día previo a que arranque el dólar soja 2.0. Esta emisión es un riesgo importante para el primer semestre del 2023 y seguramente va a impactar en la inflación y en las cotizaciones paralelas al dólar. Probablemente, el impacto no sea inmediato, pero no debería demorarse mucho más, de hecho, en los últimos días vimos que el blue se despertó, pero aún no lo financieros”.
Fuente: Ambito