La expansión del consumo es más fuerte en el interior

Formosa lidera el crecimiento en la venta de autos usados a nivel nacional, con un incremento interanual del 30,2%; Misiones es la provincia en la que las ventas de los supermercados registran la mayor suba en lo que va de 2010, con un alza del 38%; en Entre Ríos se batió un récord en los pedidos de nuevas conexiones eléctricas; en los complejos turísticos de nieve aseguran que están disfrutando de la mejor temporada de la historia y en las ciudades del interior santafecino ya aparecieron los primeros signos de una reactivación de la construcción, similar a la que se vivió en el boom inmobiliario de 2007, impulsada nuevamente por la soja.

Estos datos son sólo algunos indicadores que dan cuenta del papel fundamental que está teniendo el interior del país en la recuperación del consumo. A nivel nacional, el mercado total de alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza cerró el primer semestre de 2010 con una suba del 4,2 por ciento y con una tendencia en alza para lo que resta del año, de acuerdo con un informe elaborado por la consultora CCR.

Sin embargo, cuando se abren los datos por regiones se descubre que el principal motor de este crecimiento no está en Buenos Aires.

En las ciudades y pueblos de menos de 100.000 habitantes las ventas de alimentos y el resto de los artículos de la canasta básica tuvieron un alza del 6,5 por ciento, que duplica el 3,1 por ciento registrado en las grandes urbes. El papel decisivo que tienen las economías regionales en la reactivación también se descubre si se analizan el comportamiento de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires frente al interior. En el primer caso, el consumo cerró el semestre con una suba del 3,4 por ciento, lo que implica un punto y medio menos que el 4,9 por ciento de promedio del interior.

"Cuesta mucho encontrar una provincia que no ande bien. Arrancando por la soja y pasando por el maíz, el trigo, la minería, los limones, la miel, las frutas, el petróleo y hasta el turismo, prácticamente todas las economías regionales están pasando un gran momento, lo que se traduce en un fuerte movimiento económico en las diferentes ciudades", destaca Guillermo Oliveto, director de la consultora W.

El buen desempeño del interior frente a Buenos Aires no es un dato nuevo, y de hecho en los últimos cuatro años el consumo a nivel provincial ya venía creciendo a tasas por lo menos un 50% mayores que las porteñas.

La única excepción se había registrado en 2009, cuando la Capital Federal y el Gran Buenos Aires habían cerrado el año con una suba del 1,9 por ciento y en el interior el alza había sido del 1,4 por ciento, aunque en este caso la explicación no hay que buscarla en factores macroeconómicos o políticos, sino en un fenómeno meteorológico: la sequía que afectó duramente al campo. Junto con el buen momento de las economías regionales, los analistas también destacan el papel que tienen algunas medidas oficiales en esta reactivación del consumo a nivel nacional.

"En las provincias también se siente el impacto de la recuperación de la obra pública luego de la crisis de 2009 y de la asignación universal por hijo, que tiene un carácter bien federal", explica Oliveto.

En el mercado igualmente señalan que cuando se cruza la avenida General Paz también empiezan a tallar factores políticos que exceden los indicadores económicos más tradicionales. En este sentido, destacan que la situación de las diferentes economías provinciales no es la misma cuando se trata de un distrito alineado políticamente con el gobierno nacional o cuando el gobernador juega para la oposición. "A pesar de que se trata de ciudades que están casi pegadas, los índices de consumo no son los mismos en Resistencia, que es la capital de una provincia K, que en Corrientes", reconoce un empresario de consumo masivo.

En el caso específico de la asignación por hijo, sus efectos no sólo se hacen sentir en el crecimiento en el volumen de ventas sino también en la composición a nivel de marcas.

A contramano de lo que suele pensarse, cuando la situación económica mejora, los hogares más humildes suelen volcarse a la compra de primeras marcas por una combinación de factores materiales y psicológicos, y de hecho es en la base de la pirámide social donde más creció su participación en los últimos meses. "Los hogares más humildes son los que menos pueden arriesgar en productos en los que no confían tanto. Además, en muchos casos este tipo de productos, que son bienes básicos, se transforman en generadores de satisfacción y pertenencia simbólica. No podrán tener el mismo auto o la misma casa, pero sí tomar la misma gaseosa, el mismo vino, usar el mismo jabón en polvo o el mismo champú. O si no es el mismo, por lo menos, dentro de un rango similar", explica Oliveto.

Con esta lógica, se entiende que en el cierre del primer semestre de 2010 las marcas de bajo precio hayan tenido la más baja participación desde que CCR comenzó a medir este indicador, hace diez años. En plena crisis, estos productos llegaron a representar una de cada cuatro unidades que se vendían en alimentos, y hoy su participación cayó al 13,2 por ciento del total de la canasta.

(La Nacion)