La financiación con tarjetas logró avanzar un 18 por ciento durante el 2009
Financiarse con tarjeta de crédito es caro. Sin embargo, ya sea por comodidad, por costumbre, o por el afán de aprovechar los descuentos y promociones que ofrecen los bancos; este año los plásticos fueron el vehículo más usado para financiarse en la Argentina. Según los datos de Deloitte, hasta octubre de este año las financiaciones con tarjeta crecieron 18%, mientras que otras líneas, que solían ser las más dinámicas en años anteriores –como los créditos personales o los prendarios–, apenas crecieron o incluso cayeron en los primeros 10 meses de 2009.
Cuando se habla de la financiación con tarjetas se incluye tanto el pago en cuotas con interés como el “revolving”, un mecanismo de fondeo que permite pagar un porcentaje muy pequeño de los consumos mensuales y postergar el resto para más adelante. En especial, el crecimiento de la financiación con tarjetas estuvo motorizado por este último mecanismo, que tuvo un gran desarrollo en lo que va del año. De hecho, según un estudio reciente de Deloitte –que sondea no sólo a bancos sino también a comercios minoristas, cooperativas y empresas especializadas que otorgan préstamos para el consumo– el porcentaje de individuos que usó el “revolving” pasó de representar el 25% del total a mediados de 2008 al 35% en la actualidad. Esto es un crecimiento del 40%.
Según los expertos de Deloitte, la pérdida en el nivel de ingresos reales por culpa de la inflación y el aumento aún incipiente del desempleo son las causas que llevaron a los argentinos a volver a postergar el pago de sus consumos con tarjeta. El revolving solía ser un método de fondeo muy popular antes de la crisis. Sin embargo, cuando comenzaron a aparecer las cuotas sin interés, mucha gente lo dejó de lado. De hecho, entre 2006 y 2007 llegó a representar menos del 20% del total de la cartera de tarjetas de los bancos, un porcentaje históricamente bajo. Sin embargo, con la restricción de los planes de cuotas desde mediados de 2008 en adelante, este mecanismo ha recuperado algo de su antigua popularidad; aún cuando las tasas de interés que cobran los bancos para utilizarlo son muy elevadas.
En rigor, un informe reciente del Banco Central (BCRA) basado en los relevamientos del Régimen de Transparencia indicó que la tasa que se cobra para financiar saldos promedió el 36,5% anual en septiembre. Para los valores mínimos informados, ese promedio fue de 33,1% nominal anual y, para los máximos, de 39,8%, aunque a ellos debe sumarse el IVA, entre otros gastos, y los máximos llegan entonces al 55% y 85,2%. Los valores relevados muestran un importante aumento desde marzo de 2008, última fecha del anterior informe oficial al respecto. Por entonces, el costo de financiación promedio iba del 26,1 al 30% anual, es decir, entre siete y nueve puntos inferiores a los actuales.
Pero aún con estas tasas, lo cierto es que el financiamiento con tarjeta fue, de lejos, el más dinámico este año. Los números de Deloitte hablan de un crecimiento anualizado del 18%, que supera el avance de los préstamos personales (que crecieron 6%) y de los prendarios (que caen 7% en el año). En años anteriores, tanto prendarios como personales solían tener un crecimiento similar al de las financiaciones con tarjeta. En 2008, de hecho, estas tres líneas aumentaron 40% o más en relación a 2007. “Es por eso que, en términos interanuales, los préstamos continúan mostrando una desaceleración en su crecimiento desde comienzos del año 2008”, dice Deloitte.(EL CRONISTA.COM)