ENTREVISTA

"La inflación es un impuesto despiadado para los asalariados"

El ex funcionario del Banco Mundial, Alberto Roque Musalem adviertió que la escalada de precios puede ser frenada por el Gobierno, en base a medidas correctivas que desaceleren la demanda y aumenten la oferta de bienes y servicios. La falta de energía, afirma, impacta en la producción y en las decisiones de inversión.

En su análisis detallado, concienzudo y crítico sobre el plan económico del Gobierno nacional, el doctor en Economía considera que la intervención excesiva del Estado está provocando fuertes distorsiones en los mercados.

Si bien acepta que es un logro de la administración actual el superávit fiscal, advierte que se debe al incremento de la recaudación en base a la propia intervención del Estado. Y hasta esboza cuáles son algunas puntas para desentrañar los nudos del modelo argentino.

Alberto Roque Musalem es doctor en Economía de la Universidad de Chicago (1971) y Contador Público Nacional de la UNT (1963). Se desempeño como Economista Jefe del Centro para la Estabilidad Financiera en Buenos Aires, y consultor del FMI y del Banco Mundial. De 1985-2004 fue funcionario del Banco Mundial. En el ámbito internacional, fue asesor en el Financial Sector Development Department.

¿Qué novedades podemos esperar para este año en materia económica?

Creo que habrá desaceleración en el ritmo de crecimiento en la economía, causada por factores externos adversos, insuficiencia en la oferta de energía y de combustibles, mayor presión impositiva y creciente incertidumbre en los mercados internos por avance en la intervención del Gobierno sobre ellos, y en los organismos de información.

¿Cree que habrá algún cambio de rumbo, en algún ítems, durante la administración de Cristina, o ya está claro que será una continuidad de lo anterior?

El único cambio que se percibe es una mayor disciplina fiscal que la del año electoral que pasó. La recaudación aumenta por el incremento en los precios internacionales y en las retenciones a las exportaciones de commodities. A esto hay que sumar la eliminación de la devolución del IVA por compra con tarjetas, el traspaso de afiliados de AFJP al sistema de jubilaciones de reparto, entre otros factores.

Por otro lado, el gasto también bajó en el ritmo de crecimiento por debajo del crecimiento de la recaudación, razón por la cual está aumentando el superávit fiscal.

Las decisiones de política se hacen alrededor de la mesa chica, y esta no ha cambiado, lo cual hace más difícil esperar cambios de rumbo. No se vislumbra un plan de mediano y largo plazo, excepto en lo concerniente al mantenimiento del superávit fiscal y un dólar alto.

¿Hay salida para la escalada inflacionaria; cuál sería; por qué cree que no aplica las medidas necesarias el gobierno para frenarla?

La experiencia internacional y nacional muestran que hay salidas para frenar la inflación. Hay que enfriar la demanda agregada, reducir las fricciones y cuellos de botella en los mercados para activar oferta y sincerar las estadísticas que miden la inflación, para guiar la información de expectativas.

El mantener un dólar alto cuando está moneda se está devaluando respecto de las monedas de la mayoría de los países es equivalente a devaluar el peso.

El resultado es importar inflación en dólar. Por otro lado, la falta de información fehaciente con respecto de la inflación exacerba la puja distributiva, la cual puede retroalimentar la inflación.

El Gobierno está actuando en algunos frentes en esta dirección: la política fiscal es menos expansiva y el mayor superávit fiscal resultante podría ayudar al Banco Central a esterilizar los excedentes de entrada de moneda extranjera.

El Poder Ejecutivo también está tratando de poner límites a la puja distributiva. Pero esto no es suficiente. El Gobierno pareciera preocupado en probar que sus métodos heterodoxos son la ruta a seguir y ensaya políticas de control de precios en importantes sectores de la economía, lo cual estaría afectando negativamente a la oferta de bienes. Por ejemplo, la energía, los combustibles, la carne y los lácteos.

¿Es preocupante el nivel de inflación que tenemos? ¿Por qué?

Un país en el que el sector privado sólo recibe 13% del PBI en crédito claramente necesita adoptar políticas tendientes a profundizar la intermediación financiera. Los países que tienen baja inflación son aquellos que logran mayor profundización financiera y crecimiento. Por otro lado, las altas tasas de inflación inhiben el desarrollo del crédito de largo plazo, lo que frena la inversión en proyectos de alta gestación y restringe el acceso de la población a financiamiento de viviendas.

Además, la inflación es un impuesto despiadado que afecta con mayor vigor a la población de ingresos fijos, como jubilados y asalariados, pues les erosiona la capacidad de compra.

¿Cuáles son, para usted, los tres principales inconvenientes que presenta el plan económico oficial?

Hay inconsistencia de largo plazo con la determinación por parte del Gobierno de las tasas de interés, el tipo de cambio y los precios. Los efectos de esta política los estamos viviendo: cuellos de botella y escasez en la producción de algunos sectores, inflación y acumulación de reservas internacionales (por encima de la cantidad óptima no es aconsejable seguir acumulando reservas). Los modelos exitosos sólo fijan un ancla nominal en la economía.

En la actualidad, en esos países el objetivo de la política monetaria es lograr estabilidad de precios y pleno empleo. Consecuentemente, la política de tasas de inte´res cambian de acuerdo al objetivo mayor, siendo que el tipo de cambio, los precios y las producciones se ajustan de acuerdo a las fuerzas de los respectivos mercados.

Sin embargo, en algunos países se observan intervenciones esporádicas de bancos centrales en el mercado cambiario. En cuanto que estos modelos son previsibles y contribuyen a crear un ambiente propicio para el crecimiento con estabilidad de precios, el modelo argentino presenta incertidumbres ante el avance del Estado sobre la economía.

Hay intervenciones del Estado que son necesarias y que estarían dirigidas a corregir fallas en los mercados, pero el modelo argentino de intervención excede esa racionalidad.

¿Cuáles son las tres principales virtudes que observa?

Observo sólo una virtud y a medias: disciplina fiscal reflejada en profundización del superávit, aunque la calidad del superávit es observable. Se requiere revisión de la estructura impositiva y de gastos, tendientes a reducir las distorsiones en los mercados.

Además, se requiere proyecciones del presupuesto a mediano y largo plazo para apreciar los impactos de las políticas en el tiempo e informar a los agentes sobre la trayectoria de las cuentas fiscales.

¿En qué medidas nos puede afectar este año la crisis energética?

En reducción en la producción de bienes y servicios por debajo de su potencial. Además, demora la decisión de inversión ante la incertidumbre en la disponibilidad de energía. Un importante industrial comentó que estaba listo con una ampliación de su fábrica (sus ventas crecen a 24% anual en volumen), pero demora su implementación por la incertidumbre respecto de la disponibilidad de energía. También se espera que la escasez de energía repercuta negativamente en las cuentas externas. (LA GACETA)