Las empresas abandonan sus oficinas de lujo

Las oficinas de primer nivel (en el mercado inmobiliario conocidas como AAA), comienzan a arrojar algunos signos que demuestran cómo la crisis financiera internacional y la fragilidad de la economía local golpearon a las empresas.

Mientras que hace no más de un año las compañías literalmente peleaban por asegurarse un espacio dentro de estos edificios, hoy muchas pretenden salir de las oficinas de lujo.

Un trabajo realizado por la inmobiliaria LJ Ramos dibuja esta realidad. Precisa que en el último año las compañías liberaron nada menos que 54.000 metros cuadrados (m2) de estas superficies.

“Acá tan sólo nueve meses atrás había no más de 5.000 m2 libres; en muy poco tiempo la situación económica explotó y la oferta creció mucho a raíz de la política adoptada tanto por multinacionales como por empresas nacionales”, explicó a El Cronista Diego Cazes, vicepresidente de LJ Ramos.

De este modo, también se elevó fuerte el nivel de vacancia (superficie disponible en el mercado) de las oficinas AAA. Mientras que a fines del año pasado apenas superaba el 6%, ese indicador hoy roza el 11,6%. En 2007, incluso, cerró en 0,8 por ciento.

¿A qué se deben estos movimientos? “Hay empresas que debieron enfrentar una reestructuración a raíz de la crisis, y el costo de las oficinas suele ser uno de los puntos a analizar en ese momento”, dijo Roberto Tizado, titular de la inmobiliaria que lleva su apellido.

Pero pese a que la cuestión financiera es clave para las compañías, lo cierto es que los precios no muestran una tendencia importante hacia la baja. Según LJ Ramos, el alquiler de una oficina de primer nivel hoy cuesta en promedio u$s 32 el m2, contra los u$s 37 de fines de 2008. Lo mismo ocurre con los precios de venta, que pasaron de los u$s 3500 el m2 a fines del año pasado, a los u$s 3200 en septiembre pasado. En este sentido, Cazes explicó que, de todos modos, en algunos casos mejoraron –en favor de los inquilinos– los márgenes de negociación.

Los especialistas coinciden en que si bien la parte económica tiene mucho que ver en la decisión de dejar las mejores oficinas porteñas –Cazes considera que en un 70% de los casos la situación tuvo que ver con el achicamiento de las compañías–, también influye la necesidad, por una cuestión de logística, de ocupar posiciones en el Gran Buenos Aires.

Fuera del ámbito de las oficinas AAA, la situación se ve más tranquila.

En estos casos, las empresas chicas y medianas optan por quedarse en donde están, aunque intentan renegociar los contratos con los propios dueños de las oficinas, por lo general abiertos a discutir este tipo de situaciones.(El Cronista)