OPINIÓN | JOHN DAVIS, EXPERTO EN EMPRESAS FAMILIARES

"Las empresas familiares tienen un mejor desempeño"

En la Argentina, 63 de cada 100 empresarios define a su empresa como familiar, una característica que une a gigantes como Arcor y Techint con el kiosco de la esquina. Y es que según el experto en empresas familiares de la Universidad de Harvard, John Davis, una empresa familiar es toda aquella sobre la que dos miembros de una familia ejercen una influencia decisiva.

La mezcla de relaciones de sangre y laborales es un tema que ha atraído a muchos teóricos del management. Rivalidades ancestrales, herencias o el criterio de cosanguinidad frente al de capacidad son algunos de sus problemas específicos. Ninguna está exenta: en 2006 cerró la empresa familiar más antigua del mundo: una constructora japonesa de templos budistas llamada Kongo Gumi que echó las persianas debido a un exceso de deuda. Había nacido en 578: tenía 1.428 años.

Se habla mucho de los problemas de las empresas familiares, ¿no tienen virtudes de las que pueda aprender el resto?

Sí, precisamente de eso hablé en mi charla (Davis habló el jueves en ExpoManagement). En promedio, las empresas familiares tienen un mejor desempeño. Es bastante sorprendente porque normalmente pensamos que las no familiares son más profesionales y están más concentradas en lograr un mejor desempeño.

¿Cómo se explica el mejor desempeño de las familiares?

Tienen la ventaja de que crean una cultura estable, y eso hace que sean lugares donde la gente quiere trabajar. Por otro lado, tienen un enfoque de más largo plazo para el negocio, lo que mejora las decisiones de inversión.

Los fondos de inversión estuvieron tradicionalmente interesados en ellas, por su bajo nivel de deuda, ¿ha cambiado esta valoración?

Cada vez las apoyan más. Hace unos diez años, los fondos las compraban, cambiaban la gerencia, las hacían crecer y las vendían o colocaban en Bolsa. Ahora, sin embargo, la tendencia es invertir en la empresa familiar, ayudarla a que crezca y, después, permitir que la empresa compre la inversión de vuelta, ya sea con otro socio o cotizando en Bolsa, pero asegurándose de que la familia mantiene el control de la empresa.

Muchas familiares cambiaron radicalmente su producto, como Lambretta que pasó de fabricar armas en Italia a motocicletas, ¿por qué mantienen el nombre familiar?

Es por lo que dije antes. El éxito de las familiares reside en que tienen un negocio muy estable. Ahora bien, la estabilidad no significa que continúen haciendo lo mismo todo el tiempo. Los negocios van y vienen. Un negocio va a estar bien durante un cierto tiempo pero lo más importante que uno puede hacer es salir, venderlo, tomar el capital y hacer otra cosa cuando se termina.

Si se mantiene el nombre es, en primer lugar, porque los dueños son los mismos, pero sobre también porque el compromiso hacia la calidad y la forma en que hacen el negocio es la misma: la misma filosofía impulsa a la empresa aunque los productos hayan cambiado.

La identidad del negocio tiene que ver más con cómo se maneja y quién es el dueño que en el producto que se está haciendo.

El vínculo parentesco creó la familia de personas unidas por la sangre, Internet crea la familia de personas unidas por unos intereses comunes, ¿es la puerta a un nuevo tipo de empresa?

Probablemente. En la mayor parte de la historia de la humanidad, el grupo que nos apoyaba y protegía era la familia. En muchas sociedades, como Grecia y Medio Oriente, la gente no confía demasiado en los que no son de su familia y por eso la vida social y la comercial están orientadas hacia la familia o familias cercanas. Pero hay otras sociedades, como la estadounidense, en la que los amigos están al mismo nivel que la familia, hay un equilibrio.

En la generación actual, debido a las nuevas tecnologías, diferentes tipos de personas se están conectando instantaneamente y pueden construir comunidades de intereses en las que no es necesario que sus miembros se vean personalmente para que haya confianza. Esto va a afectar mucho los tipos de relaciones que tengamos y, por lo tanto, también nuestras relaciones comerciales. (IECO)