TURISMO
Los argentinos volvieron a gastar en el exterior como durante la convertibilidad
No es el mismo fenómeno que tuvo su apogeo durante los años 90, pero, a juzgar por los números actuales, se le parece bastante. Ya sea porque la inflación encareció mucho a la Argentina, porque aumentaron los ingresos de la población, abundan las facilidades de pago o simplemente porque durante muchos años fue casi imposible hacerlo, cada vez más argentinos vuelven a treparse a los aviones para viajar al exterior y gastar.
Se trata de una tendencia que, por lo pronto, ya llevó a que en 2007 se gastara en los viajes al exterior casi lo mismo que en 1997, y más, incluso, que en 1994, 1995 o 1996, cuando el tipo de cambio 1 a 1 entre el peso y el dólar era el dulce pretexto que muchos esgrimían para arrimarse hasta otros países.
Los números son contundentes. El año pasado, los argentinos gastaron 3955,9 millones de dólares en comidas, traslados, alojamiento y otros gastos durante sus viajes al exterior, un 26 por ciento más que en 2006, según las últimas cifras del balance de pagos que publica regularmente el Ministerio de Economía.
Nunca, al menos desde 2001 -el dato oficial más antiguo disponible-, viajaron tantos argentinos al exterior como el año pasado: casi 1,4 millones de personas, 231.795 más que en 2006, cuando el Mundial de fútbol de Alemania fue la excusa perfecta para moverse hacia Europa.
Cabe una aclaración: los datos incluyen, además del turismo, los viajes de negocios. Cuatro de cada diez argentinos que salieron del país el año pasado lo hicieron por trabajo, mientras que el resto lo hizo por vacaciones, ocio o visitas a familiares o amigos.
La inflación, que generó la sensación de que incluso con el tipo de cambio 3 a 1 el resto de los países es más barato o igual de caro que la Argentina -al menos en lo que respecta a los bienes y servicios que consume un viajero-, junto con una mayor oferta de facilidades para financiar los viajes -en particular, con tarjetas de crédito- y el hecho de que salir de viaje fuera del país fuera algo prácticamente imposible para muchos durante los primeros años de la reactivación, empujaron a los argentinos a pasear o a descansar en el extranjero otra vez.
Los países limítrofes (con el caso de Brasil a la cabeza) son, por ahora, los lugares preferidos.
El factor crédito
El crédito juega aquí, igual que sucede en el acelerado consumo interno, un rol determinante. "El año pasado fue un año muy flexible para los pagos con tarjeta. Volvieron a liberar saldos para financiar turismo y hubo mucho financiamiento en planes de 12 y 24 cuotas sin interés. Para el turismo eso es importantísimo, y eso se dio muy fuerte el año pasado", explicó el presidente de la Asociación Argentina de Agencias de Viajes y Turismo (Aavyt), Ricardo Roza.
Pero si bien el financiamiento puede ser determinante para muchos a la hora de comprar un paquete turístico, hubo otros factores que alentaron los viajes. La suba de precios fue -y es- uno de ellos. "Tengamos una cosa en cuenta. Con el incremento de los precios internos se ha acortado mucho la brecha entre el 1 a 1 de la convertibilidad con el 3 a 1 actual. Antes se pagaba una comida en Buenos Aires 20 pesos, que eran 20 dólares. Ahora son 60 pesos, que también son 20 dólares. Y hoy, con 20 dólares, comés en Río", graficó Roza.
Vale, por caso, el ejemplo de Mercedes G., que este verano eligió el norte de Brasil para pasar sus vacaciones junto con su novio. "Brasil me ofreció mejores playas por un precio relativamente similar a los de la costa atlántica argentina. Además, comer afuera me resultó mucho más barato que en cualquier ciudad balnearia argentina. En la misma playa conseguís la gaseosa a 2 reales [3,7 pesos] y en una buena pizzería cenan dos personas con cerveza y gaseosa incluidas por 22 reales [40,3 pesos]", comentó.
Roza dejó otras dos razones más: la devaluación del dólar, que según su visión alentó los viajes a algunos destinos, como Estados Unidos, México y el Caribe, y la cantidad de años que los argentinos no pudieron viajar al exterior por la situación económica que sobrevino a la crisis de 2001.
"El consumo es cíclico. Si durante un período no se viajó, o durante un período una familia no se tomó vacaciones, llega un momento en que se las toma. Durante toda la década del 90 el argentino no viajó por el país. Ahora llevamos ocho años de argentinos viajando por el país. Pero ¿cuántas veces podés ir a El Calafate en tu vida? Se agotan los destinos, entonces se empiezan a buscar otras oportunidades", apuntó.
Los destinos del exterior más atractivos para los argentinos en el último tiempo son Perú, México, el Caribe colombiano y los países limítrofes Brasil, Uruguay y Chile. El rally alcista del euro ha transformado por ahora a algunos países del Viejo Continente en prohibitivos para el bolsillo argentino. "Europa, con un euro a 5 pesos, no es el destino más tomado", reconoció Roza.
Pese a todo, este fenómeno difícilmente repita, al menos por ahora, la situación de la década pasada, cuando el país perdía divisas por el exacerbado turismo argentino al exterior. En 2007, el saldo de la balanza turística (la diferencia entre lo que gastan los argentinos en el exterior y lo que dejan aquí los turistas extranjeros) dejó un ingreso neto de divisas para el país de 289 millones de dólares. (LA NACIÓN)