Para alcanzar la meta fiscal, el gasto debería caer al menos 13% hasta diciembre
Se podría decir que la meta de déficit fiscal que quedó estampada en el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es testimonial, una expresión de voluntad. Para lograr el 1,9% del PBI, el Ministerio de Economía tendría que profundizar un ajuste del gasto primario en el segundo semestre, teniendo en cuenta que todo ello se debería concentrar entre julio y noviembre porque diciembre es estacionalmente deficitario.
Lorenzo Sigaut Gravina, economista de la consultora Equilibra, planteó que “para cumplir debería reducir el gasto del segundo semestre más del 13%”. La meta luce como muy desafiante si se tiene en cuenta que se trata de un año electoral y que el Gobierno ya viene actuando sobre los gastos.
Algo en lo que hay que reparar es que, en contraste con 2022, este año Economía no podrá contar con recursos equivalente a 1 punto del PBI. La caída de la recaudación por efecto de la sequía restará recursos por 0,7 puntos el PBI, mientras que este año no se podrán contar rentas de la propiedad por 0,3 puntos. En 2022 el ministro Sergio Massa pudo sumar las ganancias contables que genera la colocación de bonos por debajo de la par. Sigaut Gravina consideró, en ese sentido, que el FMI “fue inflexible”.
El economista se incluye entre los analistas que creen que, en concreto, Massa va a hacer un recorte equivalente a 1 punto, de modo que al final del año el rojo primario se ubique en niveles parecidos a los del año pasado, es decir, un 2,4% a 2,5%.
Esteban Domecq, de la consultora Invecq, afirmó a Ámbito que “si bien están ajustando el gasto en términos reales, los ingresos caen en mayor medida, principalmente producto de la sequía, por lo que la meta de 1,9% del PBI anual es muy difícil de cumplir”. “Si no profundizan el ajuste, probablemente el déficit primario a fin de año esté en el orden del 2,5% a 2,7%”, explicó. Domecq sostuvo que “una parte importante del ajuste es transitorio por la vía inflacionaria, y otra es vía anticipo de impuestos o diferimiento de pagos aumentando la deuda flotante”. El consultor planteó que “el déficit fiscal estructural inercial seguramente sea un poco mayor” pero opinó que “a favor el año que viene jugarán las retenciones, devolviendo 1% del PBI”.
La consultora Sarandí, que dirige el economista Sergio Chouza, de reconocida proximidad con el oficialismo, también advierte que “a pesar de la ‘creatividad tributaria’, ninguna estrategia por el lado de los ingresos parece ser suficiente para cumplir el target de este año”. “Por eso el complemento a la pata de los ingresos es seguir trabajando sobre las partidas del gasto. Los datos duros marcan que en el primer semestre del año las erogaciones del sector público nacional se redujeron 6% contra el promedio de inflación”, indicó. Entre los grandes bloques del gasto primario se destacan la fuerte contracción en las transferencias a provincias (22,2% real) y en subsidios económicos (13,5%). A tasas más bajas de solo un dígito se retraen las prestaciones sociales (8,4%) y las transferencias a universidades (4,2%).
Fuente: Ambito.com