INFORME | LABORAL
Trabajo en negro: cuentapropistas, mujeres y jóvenes, los más afectados
Alrededor del trabajo informal, o "en negro", existen algunos mitos. Uno dice que mucha gente prefiere trabajar en esa condición porque tendría un salario de bolsillo mayor, es decir sin los descuentos para salud y jubilación. Otro sostiene que es mejor estar en negro porque el sistema previsional y el de las obras sociales no son confiables y no vale la pena distraer aportes en ellos.
Sin embargo, una encuesta especial que realizó por primera vez el INDEC, con la asistencia del Ministerio de Trabajo y el Banco Mundial llega a conclusiones bastante diferentes para la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. En primer lugar, del trabajo surge que los más afectados son las mujeres, los jóvenes y los independientes. Y el 95% dijo que aceptaba esa relación laboral "en forma involuntaria". Concretamente, respondían a la encuesta con esta frase: "Porque el patrón sólo lo aceptaba trabajando en negro".
El informe analiza, también por primera vez, la informalidad entre los trabajadores independientes que, en proporción, superan a los asalariados o dependientes.
Entre los que trabajan por cuenta propia las causas de la informalidad son otras y más variadas. La mayoría (un 58%) sostuvo que está en esa situación "porque no encontraba un trabajo asalariado" y debía hacer changas o trabajos precarios.
El resto esgrimió otras razones: que lo hacía por tratarse de ocupaciones de baja productividad, porque prefería contar con horarios flexibles o por las posibilidades de progresar económicamente.
Pero declararon que tenían dificultades para pagar las cuotas de autónomos o del monotributo que les corresponderían por su tipo de actividad.
Al dar a conocer este estudio, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, afirmó que de la investigación surge que la informalidad laboral "es un fenómeno heterogéneo y complejo". Y eso determina, agregó, que se requieren políticas para combatirla que "reconozcan las diferencias existentes": desde las inspecciones laborales, los planes de regularización, la simplificación del registro por parte de los empleadores, la capacitación laboral, el desarrollo de los microemprendimientos o el estímulo a través de créditos.
Del informe, que corresponde al cuarto trimestre de 2005 para la región metropolitana, surge que la informalidad tiene los siguientes niveles y características:
El 45% de los 5,3 millones de ocupados son informales. Entre los asalariados es del 43% y entre los independientes del 52%.
Casi un tercio de los trabajadores informales están ocupados en unidades productivas formales y "por ende son asalariados", pero están contratados al margen de las normas laborales.
Quienes los mantienen en esa condición son empresas "que tienen al menos una mínima capacidad económica, lo que les permitiría regularizar la relación laboral. En este estrato, lo que explicaría la existencia del empleo formal es el comportamiento evasivo de empleadores que incumplen con la normativa laboral".
El 18% de los trabajadores informales realiza sus actividades en hogares de familia (como servicio doméstico, caseros o jardineros) que tienen regulaciones laborales diferentes.
Más de un tercio de quienes declaran trabajar como independientes desarrollan sus actividades en el sector del comercio donde la informalidad asciende al 60 por ciento.
Dentro de la actividad independiente, la informalidad alcanza al 57% entre los cuentapropistas y al 11% de los patrones o empleadores.
Entre los independientes que están en la informalidad hay más varones. Pero, en proporción, esto afecta más a las mujeres (55%) que a los varones (47%). Y golpea más fuerte entre los más jóvenes, donde trepa al 77%.
Por nivel educativo, la informalidad se reduce a medida que aumenta el nivel de instrucción. Pero sólo cae en forma sustancial en los que tienen educación superior completa. "En cambio, los trabajadores con educación media completa o superior incompleta registran una elevada incidencia de la informalidad laboral, que alcanza a alrededor del 50 por ciento".
Los trabajadores independientes que actúan dentro de la formalidad ganan, en promedio, tres veces más que sus pares que están en la informalidad (ingresos de $ 1.469 contra $ 463). (Clarín)