LUEGO DE SEIS DÉCADAS DE GOBIERNO COLORADO
Un ex obispo ganó las elecciones presidenciales en Paraguay
"En ocho meses, hemos cometido la osadía de ser gobierno de Paraguay.” Así sintetizó Fernando Lugo, en el céntrico hotel Granados Park, la campaña relámpago con la que puso fin a seis décadas de omnipresencia del Partido Colorado. Cuando los resultados eran todavía imprecisos, una multitud recibió al ex obispo en el comando de campaña que la Alianza Patriótica para el Cambio (APC) había montado en el barrio Terminal. Mujeres y hombres coreaban anticipadamente: ”Se siente, se siente, Lugo presidente”.
Camisa blanca, chaleco sin mangas azul, bandera del Paraguay sobre los hombros y el puño apretado en alto, Lugo saboreó el éxtasis de un triunfo histórico. “Les quiero decir una frase muy corta: ustedes son culpables de la alegría de la mayoría del pueblo paraguayo. Hoy podemos afirmar que los pequeños también están capacitados para vencer. Éste es el Paraguay que yo sueño, el Paraguay de muchos colores, el Paraguay de todos los rostros. Hoy más que nunca les puedo asegurar que este Lugo que tiene corazón les quiere mucho”, fueron las primeras palabras del ex obispo a sus partidarios eufóricos.
Fue la contracara absoluta de lo que en ese mismo momento se vivía en la Junta de Gobierno del Partido Colorado. Por primera vez en 61 años, el poder se les escurría de las manos. Los voceros del oficialismo soportaron los festejos de los opositores que transmitía la televisión, y luego salieron apurados a pedir prudencia hasta tanto estuvieran los primeros cómputos oficiales. Finalmente, a las 20.47, Blanca Ovelar formuló una oración histórica: “Es irreversible. El triunfo es de Fernando Lugo”. (CRÍTICA DIGITAL)