Actividad: tras la caída de marzo, señalan riesgos para los próximos meses
Diversos factores de la economía, tanto a nivel local como global, pueden incidir en la evolución de la actividad económica de cara a los próximos meses. Y, según algunos análisis, conspirar contra el crecimiento previsto en el marco del acuerdo con el FMI para este año. De hecho, tal como publicó ayer el INDEC, el EMAE registró un retroceso mensual del 0,7% en marzo, mes en el que la inflación alcanzó el 6,7%.
Según señaló Claudio Caprarulo, director de Analytica, desde la consultora sostienen la proyección de crecimiento del 4% para este año. “Hay dos principales determinantes de la dinámica del nivel de actividad que se interrelacionan: el dólar y la inflación. Si el Gobierno logra encontrar cierto equilibrio entre ambas, no hay razón para que el crecimiento genuino, o sea por encima del arrastre estadístico, sea menor al 1%”, remarcó.
De todas formas, el economista señaló que “la segunda mitad del año va a ser la más complicada en términos de actividad, ya que estacionalmente ingresan menos dólares y respecto al año pasado no se va a evidenciar una fuerte creación de empleo”. “Para impulsar el mercado interno será necesario recomponer el poder adquisitivo de las familias, un objetivo imposible con una inflación mensual promedio del 5,3% como tuvimos durante el primer cuatrimestre”, analizó Caprarulo, quien subrayó: “El saldo cambiario producto de los mayores precios internacionales fue positivo durante el primer cuatrimestre. Entre mayo y julio se juega el partido más difícil a raíz de mayores importaciones de energía. De todas formas, también hay que seguir de cerca el salto que muestran importaciones de servicios y de bienes de consumo”.
La elevada inflación trastocó los escenarios previstos por muchos de los analistas. Así lo reconoció Santiago Manoukian, de Ecolatina, quien remarcó que se observa una “mayor inercia que la estimada”. “Entonces, en medio de ese escenario, donde estamos viendo una mayor nominalidad para toda la economía, proyectamos una inflación en la zona del 70% para este año; con riesgos de que esa nominalidad continúe al alza, porque vemos salarios que se ajustan al alza con tasas más elevadas y por períodos de tiempo más cortos”, sostuvo el economista a Ámbito.
“Pero la buena noticia es que no vemos que esa aceleración inflacionaria golpee la actividad en el corto plazo. Sino que el sesgo pro-consumo que presentan estos procesos de aceleración inflacionaria, en conjunto con el esfuerzo por sostener los ingresos reales, le pone un soporte al consumo de las familias. Por eso, hace poco revisamos al alza las proyecciones que tenemos para la actividad para este año”, remarcó Manoukian.
“Por otro lado, nos preguntábamos si se podía sostener la recuperación hacia adelante, la recuperación que se vio en la segunda mitad del año pasado, y vemos que algunos drivers que la hicieron posible se iban a debilitar este año y definitivamente lo están haciendo: por un lado, está la aceleración inflacionaria. Pero, por otro lado, está el ajuste de las tarifas que va a reducir el ingreso disponible y un sector público con un menor sesgo expansivo, porque está comprometido a reducir el déficit fiscal. Está, también, la suba de tasa de interés que encarece el crédito al consumo y la inversión”, agregó el economista de Ecolatina.
Además, Manoukian subrayó: “La meta de acumulación de reservas netas, le pone un tope al nivel de importaciones que se pueden pagar con la actual oferta de divisas. Ahí vemos una restricción importante al crecimiento que puede darse por la disyuntiva del Gobierno entre cumplir con la meta o garantizar un nivel de importaciones consistente con el mantenimiento de la recuperación económica que estamos viendo. Ese es un riesgo que vemos latente, porque la capacidad de que continúe el nivel de recuperación va a depender del nivel de reservas. Que es exiguo y tenés comprometido hacer crecer”.
Desaceleración de la actividad
Por su parte, desde la consultora LCG avizoran una nueva caída en la actividad en abril, con una desaceleración para el segundo semestre. “Por tanto, puesto que el consumo representa en promedio 70% del PBI, con una inflación que se acelera, difícilmente esta variable sea el motor de crecimiento durante 2022; especialmente en un contexto donde los incrementos salariales son rápidamente erosionados por la suba de los precios”, señalaron desde la firma.
“Por su parte, la inversión difícilmente pueda ser un motor que llegue a compensar la ralentización del consumo privado, dado el escenario de mayor inflación, importaciones en la mira y la incertidumbre política que acarrean las discusiones dentro de la coalición de Gobierno. Por último, en el marco del acuerdo con el FMI, el impulso fiscal será acotado”, analizó LCG, que concluyó: “En suma, esperamos una desaceleración de la actividad hacia la segunda mitad del año, resultando en un crecimiento anual promedio de no más del 2% para 2022. No obstante, gran parte de este ‘crecimiento’ (contable) respondería al arrastre estadístico que dejó 2021, por lo que difícilmente sea percibido por el conjunto de la sociedad”.
Por Andrés Randazzo
Fuente: Ámbito