Petrobras vende la mitad de sus estaciones de servicio
Aunque en la filial local de la compañía estatal brasileña hablan de un proceso de reestructuración y nunca de retirada, los últimos movimientos de Petrobras para vender su refinería santafesina de San Lorenzo –la que más aumentó su capacidad productiva en los últimos tiempos–, junto a gran parte de su red de estaciones de servicio al empresario petrolero Cristóbal López por apenas u$s 40 millones, revelan un trasfondo más complejo. Como mínimo, la sospecha de que la devenida gigante del petróleo arría banderas en el país, se reorganiza y reenfoca la mira.
A eso, aseguran, llegó en febrero último Carlos Alberto Da Costa, un geólogo especializado en producción de petróleo venido de Brasil, quien desembarcó en Buenos Aires para reemplazar en su cargo de presidente local de la empresa a Décio Oddone. Es que el negocio petrolero y de venta de combustible en la Argentina tiene sus particularidades, entre ellas, la de estar sujeto a una maraña de regulaciones que modificó de 2006 a hoy las proyecciones de todas las compañías del sector, que vieron en muchos casos incumplidas sus expectativas.
Es el caso de Petrobras, que en los últimos tres años vio caer prácticamente a la mitad su rentabilidad y donde ahora están convencidos que aumentar la producción local para abastacer el mercado interno no tiene sentido. La estrategia, más bien, apunta a refinar menos para una red de bocas de expendio más acotada. “Para el crudo que producimos, con una refinería alcanza y sobra”, se escucha en la empresa cada vez que surge la incógnita de las negociaciones con López, admitidas por la compañía en un comunicado a la Bolsa el lunes 12. Sin embargo, en Petrobras evitaron responder a nivel oficial.
TRASPASO
Cuando el empresario santacruceño Cristobal López firme finalmente la compra previo pago de unos u$s 40 millones, el nuevo operador pasará a refinar 48.500 barriles de petróleo diarios. Ingresará así definitivamente en la última etapa del negocio hidrocarburífero que la faltaba y cumplirá con su cometido inicial: la integración total de su rama petrolera y ser la única en el país de capitales ciento por ciento nacionales.
Para el dueño de Oil M&S es un paso adelante en el mercado minorista de combustibles mientras que para los brasileños es sacar los pies del plato de una torta que no crece en tamaño ni en gusto. Los precios fijos le sacaron el dulce al negocio, al menos para aquellos que apostaron a la venta de combustibles, recién ahora con los precios subiendo, algunos buscan oportunidades: de vender como Petrobras y de comprar como López.
Fuentes cercanas a la operación aseguran que están negociando los detalles contractuales y que en menos de un mes la venta estará sellada. Fabian de Souza, vicepresidente de la firma compradora junto a los abogados de Oil M&S realizó varios viajes a Brasil, también hicieron lo propio abogados de Petrobras Brasil en la Argentina, y ahora los negociadores de ambas compañías pasan revista a los puntos más sutiles de la adquisición. Que no son pocos, ni fáciles de agilizar: cuándo se harán cargo de la planta, quién proveerá el crudo para arrancar la producción, qué maraca de lubricantes se venderán en las estaciones que cambian de bandera; todos interrogantes que están buscando respuestas y que, en el caso de la brasileña, debe seguir una normativa burocrática típica de una empresa estatal.
POR EL VALOR
En el mercado, con el antecedente reciente de la venta de su división fertilizantes (activos físicos, marcas, red comercial y una planta para la producción de fertilizantes en Campana) a Bunge Argentina por $ 70 millones, analizan este segundo paso atrás como un signo más de una retirada en cuotas. En la empresa, en cambio, insisten con el core, la estrategia original de dedicarse más a buscar y extraer petróleo y menos a refinar y comercializar combustibles. (FORTUNA WEB)