Grobocopatel pidió impuesto a la tierra en vez de retención por la soja
El presidente del Grupo Los Grobo dejó por unas horas su bajo perfil y opinó sobre el impacto local de la crisis financiera global y del conflicto Gobierno-campo. Gustavo Grobocopatel dijo que el Estado debería ser más “importante y facilitador”, además de reestructurar el esquema impositivo. Según el “rey de la soja”, los productores no deberían pagar retenciones cuando no perciben ganancias. A cambio, sugiere un impuesto sobre la tierra.
En una jornada sobre perspectivas económicas organizada por el Instituto para el Desarrollo Empresarial (IDEA), Grobocopatel dijo que la soja es hoy la única alternativa para productores de cualquier tipo, así sean tamberos o ganaderos. “Es lo único que podría darles algo de rentabilidad para subsistir”, aseguró.
En diálogo con Crítica de la Argentina, el empresario admitió que por la crisis tuvo que despedir empleados y suspender inversiones que tenía previstas.
–Según Cristina Fernández, si hoy estuviera vigente la resolución 125 los productores estarían pagando alícuotas inferiores a las actuales. ¿No hubiese sido mejor?
–No. Mi posición es que las retenciones a las exportaciones de granos siempre fueron móviles, porque antes de que se debatiera la 125 (el Gobierno) las subía igual. Se votó en contra porque la normativa tenía defectos técnicos que eran inaceptables. Cuando un productor pierde dinero, no debería pagar nada. En ese caso las retenciones deberían ser cero.
–¿Y si gana plata, valen las retenciones?
–Los derechos a la exportación son distorsivos. Sugiero un impuesto sobre la tierra y el pago de Ganancias.
–¿Qué opina sobre la crisis del campo y la posición que mantiene el Gobierno?
–No voy opinar sobre el conflicto político, pero lo que puedo decir objetivamente es que, en el último año, gran cantidad de gente perdió mucho dinero: por la crisis global y por la sequía. Hay una importante descapitalización del sector y las medidas del Gobierno deprimen el entusiasmo de los productores agrícolas.
–¿Cuántos son los agricultores perjudicados?
–Más de 100 mil productores de todas las regiones. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, se pierden 300 dólares por hectárea sembrada, y el equivalente se paga en retenciones. A pesar de eso se pagan impuestos exorbitantes. En distintas zonas se está destinando a impuestos el equivalente al 80% de las ganancias totales.
–¿Incluye a su compañía entre las perjudicadas por la crisis?
–La crisis afectó a mi empresa. Teníamos proyectos de inversión y habíamos contratado gente. Ahora estamos desandando esos pasos a la espera de lo que va a pasar. No sólo no voy a aumentar salarios, sino que voy a tener que despedir a la gente que entró en los últimos meses.
–¿Cuál debería ser el precio de la soja para que sea rentable el negocio?
–Eso depende de los costos. Si caen los valores de los agroquímicos, de la mano de obra, de los alquileres, entre otras cosas, tal vez debería ser menor al actual. Antes de que comenzara la crisis, la tonelada costaba 600 dólares pero los costos se habían disparado.
–¿Qué es lo que más le preocupa?
–Que la superficie sembrada sea cada vez menor y genere un desabastecimiento de trigo, por ejemplo. (CRÍTICA DIGITAL)